-Capítulo XVII-

8.6K 1K 525
                                    

Daisuke no tuvo que estar fuera mucho tiempo para recordar por qué la vida de civil común y corriente no iba con él para nada. Prefería evitar los conglomerados de personas que podían empujarlo, interponerse en su camino o estorbarle de alguna manera, pero esa era la vida de Kato Haru y quiso hacerlo a su forma. Siempre lograba salirse con la suya en el trabajo y abandonaban las antiguas tácticas para hacer las cosas a su manera. Esta vez sería al revés.

Sintió que se lo debía. Y hablando de deber... ¡el dinero! La razón de estar eligiendo vegetales de calidad para Haru, haber pasado la noche con él y despertar en su cama. La razón de todo aquello se reducía a eso: su dinero. Y lo olvidó.

Él no era un hombre que olvidara ese tipo de detalles importantes. Era como si su subconsciente quisiera ignorar que tuvo que recurrir a un método inmoral, por no decir de abuso de poder para llegar a Haru. Se aflojó el nudo de la corbata, que de repente sintió muy tiesa, y luego de elegir solo los alimentos orgánicos más caros y de mayor valor nutricional, pasar por la caja y retornar al departamento, Daisuke apretó su lóbulo izquierdo.

-HUESC, transfiere ocho millones a la cuenta de Haru Kato. Tienes sus datos en el sistema.-

-Entendido, señor.- Respondió el mayordomo.

El lustrado zapato de Daisuke apenas tocó el piso número ocho y HUESC habló para informar.

-Transferencia: completa. Balance: Ilimitado.-

Abrió la puerta con la llave que se llevó y sintió muy impropia la sensación de cargar con las bolsas hacia la mesada. Miró a su alrededor pero no vio nada fuera del lugar donde lo dejó, volvió al cuarto y Haru aún dormía. Decidió correr las cortinas para dejar entrar la luz y despabilarlo un poco. Cambió la postura ante el contacto con el sol y ahora parecía un gatito estirándose.

-*Adorable.*- Pensó antes de llamarlo del modo más amable que pudo, sentándose a un costado de la cama.

-Haru.-

-¿Mm?-

-Son las once.- Alertó.

En menos de un segundo, el inspector dio un salto asustado en la cama.

-¡Maldición, Kambe!- Se pasó una mano por los ojos. -Soñé que llegaba tarde al trabajo.-

-Hoy es sábado.-

-Lo sé, ahora lo sé pero... ¿Qué haces vestido?-

-Desperté temprano.-

Los ojos recién despiertos de Haru al mezclarse con el sol se veían más deliciosos de lo usual, rejuvenecidos y con un tenue tono verdoso en partes específicas. Daisuke sonrió por dentro.

Por su lado, Haru se habría dejado hipnotizar por el aspecto impecable de Daisuke pero la fuerte presión en su cabeza y el dolor prominente en su parte trasera cuando intentó sentarse lo distrajeron completamente de cualquier pensamiento romántico. Si no recordara nada de lo sucedido anoche y alguien le contara que un tren le pasó por encima, lo habría creído.

-Me duele todo.- Se quejó con Kambe como si él tuviera la culpa, y en parte la tenía.

-Te conseguí píldoras para el dolor. Supuse que podrías despertar así.-

-Gracias.- Murmuró y se pasó la mano por el cuello, que crujió como si no lo hubiera movido en toda la noche. -Oye, Dai... Kambe, sobre lo que pasó. ¿Entendiste mis condiciones, cierto?-

-Sí.-

-Esto no afectará nuestro trabajo.-

-Lo sé.-

Solo por una noche - DaiharuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora