Charlotte Xavier vivía en una casa bastante grande. Era un lugar muy bonito, sin duda alguna, y además estaba en la zona universitaria, sin embargo sentía que era mucho para estar ella sola. Cansada de esa situación puso un anuncio de renta, bastante económica, pues lo que menos le faltaba era dinero, en el anuncio aclaró que había un cupo máximo de tres personas (aparte de ella claro) y esperó paciente. No pasó ni un día cuando recibió una llamada, para la mañana siguiente ya tenía a los gemelos Lenhsherr mudándose a su hogar. Ellos, Erik y Michael, eran personas bastante agradables, no pasó mucho tiempo para que se adaptaran, los tres mantenían una relación cordial, prácticamente una amistad. De los dos el más simpático era Michael, igual de atractivo que su hermano por supuesto, pero tenía chispa, le seguía el juego en muchas cosas, claramente el alma de la fiesta. Por otro lado Erik era amable, si, pero mantenía una máscara perpetua de frialdad. Extrañamente comenzó a desarrollar sentimientos románticos por el hombre que parecía tener un rostro de piedra y quería pensar que él le correspondía.
Una tarde, en la que Erik había salido, pasó lo que menos esperaba.
– Y yo... Me gustas, Char, mucho.
Ella no respondió al instante, pensó en que decirle sin escucharse grosera o lastimarlo.
– Me gusta tu hermano.
Okey, eso no salió para nada bien. Estaba tensa, hasta que la risa aflorada de Michael se hizo escuchar.
– Lo supuse, era demasiado obvio. Bien, el rechazo duele. Pero no nos detengamos a pensar en eso, ya pasará.
Charlotte lo miró preocupada.
– En verdad Char, estaré bien.
Después de ello Michael insistió en planear algo para que Erik y ella salieran. Así es como un domingo por la noche se prepararon para salir, el plan era que irían al restaurante favorito del gemelo más social, quien inventaría un problema de último momento para no ir, después de la cena con Erik ella le pediría acompañarla a la biblioteca y al regresar cruzarían el parque de los enamorados, ella se "tropieza", él la ayuda, se besan y tienen 15 hijos. Perfecto.
Ya estaban saliendo de la casa cuando Michael habló.
– Oh no, chicos creo que no puedo ir con ustedes, Jennifer acaba de mandar un mensaje diciendo que necesita mi ayuda urgentemente.
– Podríamos esperar – propuso Erik.
– No, ya tenemos reservación, la perderíamos. Vayan ustedes, yo los alcanzo.
Dicho esto tomaron camino al restaurante. Al llegar ahí Erik se negó a pedir comida pues quería esperar a su hermano. Después de casi media hora Charlotte pensó en como convencer a Erik de cenar, no quería pasar su cita esperando a alguien que no llegaría. Minutos después argumentó que moría de hambre y que era mejor comer o Michael se molestaría con ellos por no hacerlo y consiguió que Erik aceptara. Su cena fue algo incómoda, terminaron de comer y esperaron un poco más sumidos en el silencio hasta que el gemelo envió un mensaje al cobrizo diciendo que las cosas con Jennifer eran complicadas y que tardaría mínimo una hora más. Aquello hizo que ambos abandonaran el lugar.
Ya afuera Charlotte no sabía como pedirle que la acompañara, estaba a punto de hablar cuando Erik se adelantó.
– Oye... Te gustaría ir a un bar conmigo, Lotte? Conozco uno bueno que queda cerca.
Ella no sabía que contestar, eso no estaba en el plan, pero era su crush invitándola y llamándola con un diminutivo muy lindo, no pudo evitar aceptar.
En el bar hablaron más, el ambiente los atrajo y Erik descubrió que la chica tenía una resistencia sorprendente al alcohol. Ella enamoraba a Erik todos los días. Estaban bailando cuando el cobrizo, lleno de valor, le robo un beso.
– Se mi novia ¿Qué dices?
– ... Te amo.
Fue exactamente a los tres meses de relación cuando se comprometieron, Michael no podía estar más feliz por ellos. Aún así sentía que algo le faltaba, algo que Erik tenía y él no, algo que veía en Charlotte, en sus amigos y en otras personas de la escuela.
Miraba sentado en el sofá a la linda pareja cuando el timbre de la casa sonó.
– Yo voy.
Dijo y se dirigió a la puerta. Al abrir se encontró con un hombre precioso y de sorprendentes ojos azules, algo similares a los de su, ahora, cuñada. De pronto ya no sentía que nada le faltara.
– James Xavier, buenas tardes ¿se encuentra Charlie?
– Michael Lehnsherr, bisexual y soltero. Si se encuentra.
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Corto, lo sé, perdón.
Espero les haya gustado aunque sea un poco todo el aporte que hice al evento en estos días.
