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El aburrimiento ya no podía más con el peruano, antes se la pasaba horas y horas dándole vuelta al asunto de la pareja destinada, eso no podía salir de su mente en ningún momento aunque, al final, en lo único que resultaba era en emoción que duraba poco momentos para después dar paso a una ansiedad tremenda al saber que no podía ser tan fácil como creía y que de alguna u otra forma el destino le pondría trabas para no encontrar a esa persona.

Para su suerte, USA ya había hablado de eso con él y lo había convencido de que no tenía que pasar día y noche pensando en tales cosas, pues mientras más lo pensaba, ese sueño de tener a esa persona a su lado se haría más lejana.

Todo llega en su momento, recordó el moreno colocando agua caliente en una taza dispuesto a hacerse un café, todo parecía ir perfecto hasta que recordó que no había hecho las compras de la semana, por lo cuál ese tarro de café que tenía desde hace un tiempo, ya se había acabado.

Suspiró tomando sus llaves, bueno, solo iría por un café ¿Qué tan difícil sería? Solo caminar hasta la tiendita y luego volver a casa, un trayecto corto en donde conseguiría una rica taza de café caliente.

Hubiera sido fácil si no hubiera cedido ante sus antojos de una hamburguesa, por suerte gracias al rubio conocía un lugar donde vendían unas bastante deliciosas, no obstante, quedaba lejos y tenía que ponerse en camino si quería saciar su hambre de forma rápida, así que ahí iba en busca de esa delicia.

Por otro lado teníamos a un lindo rubio que se alistaba para salir a pasear con su amada mascota, ese perro de pelaje dorado, necesitaba salir aproximadamente unas tres veces al día y eso no molestaba al de tez clara, después de todo eso lo desest...

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Por otro lado teníamos a un lindo rubio que se alistaba para salir a pasear con su amada mascota, ese perro de pelaje dorado, necesitaba salir aproximadamente unas tres veces al día y eso no molestaba al de tez clara, después de todo eso lo desestresaba de todo lo que estaba pasando a sus alrededores, era una especie de descanso donde ambos salían a correr, a jugar, a despejarse y ser libres; amaba esa palabra, libertad.

Salió de su hogar sujetando la correa de su mascota comenzado a trotar por los alrededores. Unos largos minutos después se dio cuenta del recorrido que había dado, al parecer se había alejado bastante, sin embargo no parecía importarle y justo cuando estuvo apunto de hacer el trayecto de regreso, pudo observar un rostro que se le hacía conocido, demasiado, un rostro que su memoria jamás podría olvidar mucho menos podría hacerlo su corazón.

La mascota de USA  ladró, pidiéndole seguir  con el recorrido pero solo consiguió unas suaves caricias en la cabeza y que le quitara la correa, se quedó quieto esperando su siguiente orden.

—Sunny, mi niña, vez ese hermoso chico de pequitas y cabello azabache. ¿Crees que puedas atraer su atención? — Preguntó el de lentes, puede que no haya sido lo mejor que se le ocurrió, después de todo podría haber ido con Perú y hablarle, pero, sinceramente se sentía nervioso en esa situación, ni si quiera sabía la razón pero así se sentía.

Lo que se imaginó el Americano cuando le dijo esas palabras a su niña, fue a ella corriendo junto a Perú y llamando su atención con un pequeño ladrido, luego se acercaría para recogerla, una buena excusa para hablar con su contrario, más que todo porque su preciosa mascota era irresistible, era muy tierna a decir verdad.

Claro que esa había sido su imaginación porque la adorable perrita de la que tanto alardeaba había ido a toda velocidad con el azabache logrando tumbarlo con su gran tamaño y después de ello tratando de tirar de alguna parte de su ropa para llevarlo con él.

—No, no, lindo perrito, para por favor— decía el chico tratando de espantarlo, aunque sabía que no iba a servir de nada. Miró como alguien se acercaba, rezaba porque fuera el dueño del perro y no alguien que iba a reírse de él como todo un loco.

—Sunny, hey, hey, abajo, abajo— La "pequeña" obedeció en lo que el chico le volvía a poner la cadena.— Buena chica, eso es.— La estaba felicitando por haber atendido la última orden, la de sentarse, puesto que al final de todo no podía regañarla si él había pedido inmovilizar al contrario, no de esa forma, pero no era culpa de su mascota, tal vez sus palabras pudieron malinterpretarse.

—u-uh, hola USA— dijo el moreno aún en el suelo con una sonrisa apenada, aunque está pasó a ser de dolor o incomodidad al ver como sangre brotaba de su rodilla, se había hecho eso al momento de caer gracias al tremendo peso del animal.

—Uf… eso se ve muy mal, ven, te ayudo— Lo ayudó a levantarse aún viendo esa mueca de dolor en su contrario, no podía evitar el sentir como su corazón se apretujaba, había sido un poco su culpa de que ahora, ese lindo chico, tal como mencionó con anterioridad, tuvieran una heridad que lo hiciera poner tales muequitas.

Al parecer las mascota del contrario pudo sentir aquello y comenzó a lloriquear pensando que le había fallado a su amo, ahora iba a estar molesto y ya no le daría amor, ni premios.

Perú sonrió y aún sosteniendo a USA se agachó ligeramente para acariciar su cabecita haciendo que moviera la cola otra vez llena de felicidad. El americano ni si quiera tenía que ocultar su sonrisa porque esa escena había sido demasiado para él, dos cosas tiernas en un solo panorama, enserio, iba a morir de tan dulce escena.

—¿Lo ves? Perú no está molesto, anda, vamos a casa, tenemos que ayudar a nuestro nuevo amigo, ¿Cierto?— La mascota del rubio no esperó más comenzando a caminar a casa mientras que este no dudaba en ayudar al azabache, aunque en un principio se había negado diciendo que solo era una herida cualquier, que pronto se curaria, al final solo accedió porque prefería que la limpiaran en ese momento, además de otra buena razón, que era estar con el de habla inglesa.

Aunque no lo supiera muy dentro suyo solo quería estar con él, aunque fuera un rato, verlo reír, verlo feliz, tal vez se debía a que siempre que lo llamaba, estaba serio, enojado, estresado, por una vez se sintió contento de hacer un cambio significativo en la vida de alguien ¿Habría otra razón? Puede que sí, pero el Peruano ni si quiera notaba lo rápido que latía su corazón al ser ayudado por su contrario.

Aunque no lo supiera muy dentro suyo solo quería estar con él, aunque fuera un rato, verlo reír, verlo feliz, tal vez se debía a que siempre que lo llamaba, estaba serio, enojado, estresado, por una vez se sintió contento de hacer un cambio signif...

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Hola a todos <3

No tengo mucho que decir al respecto, sé que me tardé y no tengo excusa, lo siento si las actualizaciones son lentas, me distraigo con facilidad.

Trataré de esforzarme al máximo para traer capítulos nuevos qnq

Gracias por seguir leyendo esta historia, en verdad los aprecio.

Eso es todo, nos vemos luego ^^

Soulmate «Usper»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora