Capítulo 4

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Pasaron unos cuantos minutos en llegar a casa, ambos bajaron del carro el cual ya estaba en su porche, Juan le guía hasta dentro de la casa.

¿Tienes hambre? Fui por comida china- comenta dejando la bola en la mesa.

Queriendo o no, si tenía bastante hambre.

Si, si tengo hambre- habló en bajo.

Ambos se sentaron frente de uno y comenzaron a cenar en silencio, de vez en cuando Roberto le miraba detalladamente.

¿Qué tanto me ves?- pregunta metiendo un trozo de brócoli a su boca.

¡Nn-nada!...quería disculparme contigo por mi comportamiento- susurra en bajo.

Juan sonríe de lado un poco y sigue comiendo, Roberto quería saber si lo perdonaba o no, así que pregunto;

¿Me perdonas?- dice apenado.

Juan deja sus palillos en la mesa y le mira, sonríe simplemente de lado nuevamente y asiente.

¿Entonces si?- vuelve a preguntar Roberto.

Si, ahora calla y come- dice tomando un trozo de pollo.

Roberto asiente feliz y vuelve a comer, tenía bastante hambre y eso lo noto Juan ya que no había dejado nada en su plato. Este se levanta y deja los platos en el lavamanos listo para comenzar a limpiar.

Espera, yo lo hago...para compensar lo mal que me porte- dice a su lado.

Le deja y avisa que ira a bañarse, Roberto sólo asiente y comienza a lavar los platos que utilizaron.

Mierda...¿donde dormire?- dice secándose las manos.

Ya había terminado ya que eran solo dos, camino hasta la única habitación que conocía entro para sentarse en la orilla de la gran cama esperando a que Juan terminara y le hiciera por lo menos algo de compañía.

Pasaron unos diez minutos y decidió acostarse en la cama, estaba cansado de todo lo que había pasado, escuchó una puerta siendo abierta miro de reojo encontrándose con el de lentes casi desnudó frente a el.

¡Tapate! ¡Que se te ve ahí!- dice tapando sus ojos.

Escucha como este suelta una carcajada grande haciendo que se moleste ¿qué era lo divertido?

¿De qué te ríes idiota? Casi te ve miro la polla- dice molesto aun con los ojos tapados.

No entiendo porque te molestas si ya me la viste, ya abre los ojos que ya me cambié- dice normal.

Este un poco desconfiado abre se destapa un ojo y si, efectivamente ya estaba cambiado, siente su cara arder ¿como pudo decirle aquello? ¿No le daba vergüenza si no se conocían? Este pensando no se dio cuenta de que el de lentes ya estaba acostado a su lado dándole la espalda, hizo lo mismo.

Buenas noches- hablo Juan.

Este no respondió simplemente se quedo en silencio, tenía que encontrar una forma de divorciarse rápidamente antes de que alguien se enterara.

CASADO CON UN DESCONOCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora