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IMPORTANTE: No les quiero hacer spoiler, así que POR FAVOR apenas terminen el capítulo lean la nota que dejé abajo. Estoy seguro que muchas van a querer saber qué pasó, ahí está la aclaración. LEAN HASTA EL FINAL.

*El capítulo es bastante largo para compensar la tardanza, disfrútenlo con calma ;)

Scott salió del hospital una semana después. Estaba bien, tenía que tomar algunas medicinas para aliviar los dolores, pero estaba sanando muy rápido. Hubiese salido mucho antes si se hubiese comportado, pero lo cierto es que un día después de despertar, había intentado escapar del hospital y el esfuerzo no le había hecho para nada bien a su cuerpo.

No me imaginaba el dolor que sentía, pero él se lo había buscado, así que los doctores habían decidido dejarlo un par de días más para asegurarse de que sanara. (Seguramente también fue un castigo)

Scott había estado fastidioso durante esos días en donde iba a visitarlo a la casa. Parecía un niño enfurruñado que no quería tomar sus medicinas y estar tanto tiempo acostado lo ponía de mal humor, por lo que siempre terminaba levantándose y sufriendo la dolorosa consecuencia. No tenía remedio.

Esa tarde había ido a visitarlo, luego de la mini entrevista a la que había asistido. Había decidido vestirme con un poco de elegancia para tener una buena primera impresión y Scott no disimuló su sorpresa cuando me vio entrar.

—Vaya, te ves bien —dijo cuando tomé asiento en el colchón, a su lado.

—Y tú te ves terrible —bromeé con una sonrisa.

Su escayola ya se encontraba escrita por varios nombres. Era como la representación de algún libro de recuerdos en donde cada persona que lo visitaba escribía su nombre. Distinguí la caligrafía de Ellie y me pregunté en qué momento había ido a visitar a Scott, parecía dejarme afuera de sus planes ahora que estaba con Drake y claro que no la culpaba. Pero era inevitable sentir celos.

—Fuí a una entrevista de trabajo —le conté con una sonrisa.

Él me hizo un espacio en la cama y yo me recosté del lado contrario a la escayola para no lastimarlo. Entrelazamos nuestros dedos y apoyé mi cabeza sobre su hombro mientras ambos mirábamos al techo adornado con algunos pósters de Green Peace.

—¿Estás segura que quieres mudarte, Ash? Creo que todavía tienes mucho tiempo para eso.

—Al principio lo dudé. En mi casa jamás me faltó nada, pero considero que un trabajo sería una buena forma de independizarme. Adoro a mi familia, pero ya no quiero convivir con mi madre —respondí con seriedad.

—Aún tienes tiempo para decidirlo.

Se giró un poco para verme y su rostro expresó dolor, supuse que su costilla aún estaba delicada y él se lo buscaba cada vez que se levantaba con brusquedad o se giraba en la cama, ¿cómo hacerle entender a ese chico terco que no iba a sanar haciéndose el rudo?

—Lo sé, de momento el trabajo me vendrá bien —comenté con una sonrisa—. Quizás pueda ayudarte con...

Se apresuró a negar.

—Oh, no. No, no. No vas a involucrarte, ya recibí el daño suficiente.

—Pero... —empecé. Él negó otra vez.

—Ash, ya hablamos de esto. Ellos harán lo que sea para dañarme otra vez y no quiero que te conviertas en un blanco, ¿de acuerdo? Es más, ya es peligroso que vengas a verme.

—¿Entonces quieres que no venga más? —murmuré a modo de broma.

La expresión en su rostro me indicó que no estaba bromeando, eso borró cualquier rastro de sonrisa y mis labios formaron una fina línea.
¿Estaba hablando en serio?

Eɴᴛʀᴇ Pɪʀᴀ́ᴍɪᴅᴇsWhere stories live. Discover now