Capítulo VIII: Crossroads

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KyungSoo había ido a la cocina, puesto que de repente su teléfono comenzó a sonar indicando una llamada entrante. La editorial lo llamaba para apresurarlo en la entrega del manuscrito, argumentando que lo hacían más que nada para que no olvidara la gran responsabilidad en juego. Al inicio entendía la postura de la editorial, pero ya habían sido tres días seguidos que lo llamaban y era realmente estresante que lo estuviesen presionando. Por un momento realmente entendió lo que ChangMin sentía cuando él lo perseguía por todos lados para que entregara los trabajos que debía.

—Ahora comprendo tanto a Shim cuando se escapaba... —tomó aire antes de contemplar la pantalla del aparato móvil y cuestionarse si debía contestar o no— aún así quiero asesinarte Shim ChangMin, me hiciste la vida imposible maldito bastardo.

En la sala de estar, tanto SeHun como ChanYeol se preguntaron si había algo malo en la salud mental de KyungSoo, quien hablaba solo en la cocina y decía algo de querer matar a alguien con un tono de voz realmente tenebroso. El más joven se puso de pie y comenzó a mirar todo, se sentía muy curioso de su entorno. Caminó por todos lados hasta llega a una esquina en la que había una amplia estantería llena de libros bastante grandes y gruesos que los convencionales. Por un instante pensó que se trataban de libros de historia universal o algo parecido, pero los títulos eran bastante conocidos como Harry Potter, Rayuela, Los ojos del perro siberiano, El Principito, entre otros. Había un detalle que le llamó la atención cuando tomó un libro al azar y lo abrió; no había letras sino pequeños puntitos en relieve.

ChanYeol lo escuchaba pasearse por todos lados e incluso escuchó que movía sus libros del estante. Se puso de pie y caminó hasta más o menos se encontraba el muchacho.

—Estos libros son extraños, no tienen letras —mencionó SeHun.

—Eso es porque son para personas ciegas. Todos los libros de los estantes superiores están escritos en braille para que yo pueda leerlos —informó—. Los que se encuentran en los estantes inferiores son los libros de medicina de BaekHyun, además de sus libros favoritos.

—Por la cantidad de libros veo que te gusta mucho leer —dejó el libro donde correspondía.

—Pues sí, es un buen pasatiempo que honestamente debí apreciar cuando aún podía ver —se desperezó estirando sus brazos y haciendo crujir los huesos de su espalda—, pero bueno, todo pasa por algo.

—Pensé que siempre habías sido ciego —lo miró atento e impresionado.

—No —sonrió un poco melancólico—, perdí la vista casi de la nada. Cuando tenía dieciocho años mis retinas se desprendieron y provocaron mi ceguera.

—Eso debió ser una pesadilla, despertar un día y ya no ver nada.

—Pues si lo fue, pero hay algo que rescato de haber perdido la vista —pasó sus dedos por los libros de enfermería—: BaekHyun, quien lo es todo para mí. Él es tan brillante que aunque no pueda verlo, sé que brilla con luz propia. Para mi percepción, BaekHyun es el sol de este atolondrado girasol —se apuntó a sí mismo sonriendo.

—Yo diría que eres como un jarrón de girasoles, porque eres enorme ChanYeol como un edificio —habló KyungSoo saliendo de la cocina. Su comentario hizo que los dos chicos se rieran un poco.

—¿Era una llamada muy importante? Te tardaste mucho y hablabas con odio —mencionó SeHun.

—Era la editorial. Me están presionando para que entregue el manuscrito pronto, el cual enviaré con el tiempo establecido, pero me molesta que me presionen. Yo no trabajo así.

—En ese caso, será mejor que nos apresuremos para que no te vuelvas demente, no mates a nadie de la editorial —se carcajeó ChanYeol.

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Fallin' light [ChanBaek]Where stories live. Discover now