𝐄°𝟔

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Ya era día lunes y Nayeon se preparaba para una nueva semana.

— Éstos días han sido extraños.— Se dijo y dejó escapar un suspiro con pesadez.

Tomó su móvil y salió de su casa, ya era hora de irse.

Caminaba a paso moderado, tarareando una canción que se le había quedado en la mente y pateaba algunas rocas que habían por el camino.

— Hey chica ¿tienes la hora? — Nayeon se detuvo y volteó a ver a la voz ajena que quería sí atención.

— No, lo siento no tengo mi móvil conmigo.— Mintió.

Claro que lo traía consigo, pero no lo sacaría, no estába segura si el hombre era de fiar y tampoco se confiaría.

— Bueno, adiós.— Nayeon se dió media vuelta y retomó su camino.

Avanzó unos cuantas calles hasta que se percató de que aquel hombre aún permanecía detrás suya, pensó lo peor y de forma automática sus piernas comenzaron a caminar en otra dirección.

Cierto. La casa de Mina está muy cerca...Ojalá siga en casa.

Por lo general la chica siempre llegaba mucho más temprano a la Preparatoria, solo esperaba que aún siguiera en su hogar.

Vamos, por favor Mina...

Tocó con desesperación y luego de unos mimutos la puerta fue abierta por Mina, quien ni siquiera alcanzó a saludar, pues la mayor se le había lanzado a los brazos.

— M-Mina...— Susurró aligerando su alma — Qué alivio, creí que podrían hacerme daño.

— ¿Qué? — La dejó pasar — ¿Sucedió algo?, ¿estabas en peligro? — Preguntó preocupada.

— Un hombre no ha dejado de seguirme.— Soltó sentándose en el sofá.

— N-No te hizo nada, ¿cierto? — Se acercó preocupada y la miró intentando encontrar heridas visibles.

La mayor negó.

— Me detuvo y me pidió la hora, le dije que no la tenía y seguí, cuadras después me percaté que no había dejado de seguirme.— Tragó pesadamente — Tenía mucho miedo.

— Tranquila.— Tomó sus manos — Ahora estámos juntas, no puede hacerte nada conmigo a tu lado.— Le sonrió para darle seguridad.

— Gracias.— Sonrió la mayor.

Mina se levantó y entró a la cocina, tomó un vaso y lo llenó de agua para llevárselo a la mayor.

— ¿Lo habías visto alguna vez? — Preguntó entregándole el vaso.

— Mmm.

Nayeon pensó en silencio, pretendía recordar algo y lo hizo.

— Ahora que lo pienso si, en dos ocasiones...La primera vez en la heladería, estába muy cerca de mí y la otra fue en casa, estába estacionado fuera y pasó ahí horas mirando...M-Maldición.— Nayeon cayó en cuenta de sus palabras.

¿𝐏𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́ 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐀𝐦𝐚𝐬? ᵐⁱⁿᵃʸᵉᵒⁿWhere stories live. Discover now