Despertar

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Mientras caía a la muerte segura de una de sus dos vidas, con sus iris chocolate vio la expresión contrariada del pelirrojo, quien parecía estar luchando una silenciosa batalla interna.

Entonces volteó a Kise, quien acunado entre los brazos morenos de un furioso Aomine, comenzaba a balbucear sin fuerzas. Giró en plena caída libre, de cabeza hacia aquellos guardianes con escamas cuando extendió la mano.

No lo había intentado hasta el momento, pero sintió un tirón en los dedos y su tridente voló a él, resurgiendo del agua turbia junto a una ola que empujó a los cocodrilos y lo lanzó hacia el rubio. Apenas tenía unos cuantos cortes en los brazos y el pecho, así que sus dos vidas aún estaban intactas.

-Aomine.. Lo siento -dijo al correr hasta él. Gruesas lágrimas escapaban de los iris azules mientras el rubio comenzaba a parpadear despacio- no te va a gustar lo que voy a hacer.

-Que vas a hacer?! Nos arrastraste a esto sin razón alguna! Nos trajiste a morir! Debí hacerle caso a Kise.. Debí.!

Pero el castaño no tenía tiempo para oírlo, se arrodilló frente al rubio y lo besó.

-Que mierda estas haciendo?!

Recibió un puñetazo que lo hizo rodar hasta casi tocar el foso de los cocodrilos, por suerte no fue un golpe fuerte o ahora mismo estaría muerto. Limpiandose el labio sangrante vio que el color regresaba a Kise y de pronto sus ojos se abrían con total lucidez. La flecha en su pecho se desvaneció como un puñado de brillos.

-Que..? Kise?

-Aominecchi.. -murmuró sentándose despacio- Koukichi.. El sacrificio.. N-no debiste! Me diste una de tus vidas!

-Que sacrificio? -dijo Aomine y lentamente cayó en cuenta- el de tu profecía? Entonces eras tú?

Kouki se puso de pie con una sonrisa que le iluminó el rostro y ocultó sus grandes iris brillantes.

-No me arrepiento de salvarte, Kise san! Aún necesito tu ayuda para acabar con esto.. -El rubio sonrió y Aomine se secó las lágrimas.

Kuroko se acercó rápidamente hasta el castaño, descendió de su enorme perro y revisó sus heridas-: Furihata kun, estas bien?

-Descuida.. Por un momento olvidé cómo había resuelto cada misión hasta ahora. No fue con la fuerza, sino con la ayuda de mis amigos y pensando con el corazón.

Kuroko parpadeó confundido al verlo observar al Emperador, quien apretaba la mandíbula desde las alturas. Kouki despegó su mano de su pecho y alzó un puño hacia él.

-Ahora voy a salvarte a ti! -le gritó.

Todo el mundo se quedó perplejo por un segundo, incluso el mismo Akashi no supo cómo reaccionar a estas palabras por un instante, y Kouki se divirtió en silencio de ello.

"Ahora sabes cómo me haces sentir" pensó.

-Ya basta de hablar, estamos aquí por una guerra, o qué, Intruso?

Yuuya apareció en su armadura completa pateando una pila de cadáveres de armadura plateada que se convirtieron pronto en polvo de estrellas. Kouki arrugó el ceño.

-Si quieres llegar al jefe primero tienes que vencerme a mi.. Pero luego de ver tu patética demostración, creo que no sucederá.

Kouki arremetió, la gruesa espada del rubio era igual de larga que su tridente lo que lo volvía una pelea a distancia media. Sin dudas el rubio era fuerte, ágil y con cada golpe recibido, Kouki podía sentir como le castañeaban los dientes, pero no era la fuerza lo que lo haría vencedor. Replegó su tridente a ultimo momento y pasó por un lado de la gruesa espada de Yuuya, quien por el golpe que no fue recibido, perdió el equilibrio y se fue hacia adelante. Kouki lo atrapó en un abrazo, el rubio no podría atacarlo si estaba tan cerca.

RPG: Los Siete Milagros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora