⸙͎۪۫ bad things⌇ryuji

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Obviamente el hecho de que Yeji golpeara a un niño, sea mayor o no, le causaba muchos problemas.

Si alguien antes no se había atrevido a golpear a el idiota mayor era por "el castigo" no solo porque él intimidaba. Y normalmente si rompias una regla en este humilde orfanato, eras encerrado toda la noche en el, lo que todos llamamos "El pozo".

No era un pozo en sí, era el sótano del viejo edificio que se había inundado con el paso del tiempo dejando solo cinco escalones de la escalera libres para quedarse ahí toda la noche.

Había sido metida ahí unas dos veces por robar galletas y pegarle un zape a un niño de seis años después de haberme dicho "te apesta la cola".

Daeyong obviamente había salido a quejarse con la señorita Han, que era de las mayores y siempre le hacía caso, nosotros jugamos diciendo "La mamá de Daeyong" o cuando la vemos en los pasillos es de "Ahí va tu mamá".

La señorita Han era una señora canosa de 50 años que podría decirse que se cuidaba bien pues parecía de al menos unos 40.

El hecho de que la haga tanto caso y siempre le crea tanto a Daeyong es un misterio.

Tome la mano de Yeji para que saliéramos corriendo, estaba segura de que Yeji no la pasaría bien durmiendo en ese agujero, sobre mí cadáver si piensan mandarla ahí, ese idiota merecía que lo detuvieran tarde o temprano.

Subimos las escaleras rápidamente en dirección a nuestra habitación, pensaba esconderla dentro del closet o bajo la cama, incluso bajo la regadera pero una vez dentro de la habitación. Ya nos estaban esperando ahí.

Rayos, hoy era revisión de habitaciones. Cada vez que llegaba un niño nuevo, las señoritas aprovechaban para hacer una revisión a cada habitación, cada cama y cada rincón del cuarto.

Eso porque hubo un caso de un niño que fue metido aquí por la policía para ver si nos trataban correctamente, obvio, no querían ser descubiertas.

La señorita Han nos señaló a ambas con su dedo índice arrugando su nariz y con ello toda su cara se había arrugado también.

— ¿Quién fue?

No iba a dejar que Yeji se hundiera, ella no pasaría la noche en el pozo, no lo permitiría. Yeji parecía la tipo de chica inocente que protegerías de cualquier cosa sin saber por qué.

Al menos yo sería quien la protegería de todo, nadie tocaría a mi solecito con tal de que siga brillando. Y es que en todo este tiempo dentro del orfanato, Yeji había sido mi primera amiga, amiga niña, me había caído tan bien y no sentía ganas de golpearla. Ella me hacía sentir extraña y feliz a pesar del poco tiempo, supongo que esto sientes cuando tienes una mejor amiga.

— Yo fui — Alce mi mano.

Cerre mis ojos esperando lo mismo de siempre, que pusieran sus manos sobre mi cabeza para jalar mi cabello una y otra vez arrastrándome.

Y así fue. Tomó mis cabellos con fuerza jalandome fuera de la habitación, Yeji nos siguió pidiéndole de que me soltara pero la señorita Han no obedeció, era obvio.

Bajó las escaleras jalando mis cabellos con mis manos sobre las suyas rasguñando sus muñecas esperando me soltará rápido.

Dolía horrible pero lo que más me dolía era saber que terminaría más pelona de lo que ya estoy, lo digo porque siempre que me baño, hay mechones desprendiéndose de mi cabello. Podría hacerme una peluca con el cabello que se me ha caído.

Una vez que llegamos a la puerta que da al sótano, la abrió y me lanzó dentro. Caí en el agua así empapandome toda.

Yeji dejó salir un último grito antes de que la puerta fuera azotada.

Genial, nadé como pude entre la agua sucia hasta las escaleras y me senté en el escalón más alto para recargar mi cabeza sobre la puerta. Bajé la mirada a mis trapos sucios que llamábamos ropa y empecé a exprimir los para esperar que secaran un poco más rápido.

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Había pasado un rato, seguramente Yeji lavó los platos por mí y ahora estaba durmiendo en su cama nueva.

Dejé salir un suspiro para después cerrar mis ojos, traté de acomodarme ya que iba a dormir ahí y me abracé a mi misma ya que hacía algo de frío.

Debería considerar meter un cojín aquí por si vuelven a encerrarme en el futuro, un cojín o tal vez un flotador de esos que son cama y así dormir en el agua.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos leves golpes en la puerta.

— ¿Ryujin?

— ¿Yeji?

Abrí los ojos de golpe y pegué mi oreja a la puerta para escucharla mejor. ¿Qué hacía fuera de su cama? Ya era tarde y si no estaba acostada podría tener problemas.

— Te vine a hacer compañía para que no pases sola la noche. — Susurró.

— No puedes estar fuera de tu cama a esta hora, podrían hacerte algo.

— Estaré bien, esperé hasta que todos se durmieran.

— Ve a dormir... ¿Si? No debes meterte en problemas.

— Estás pagando por algo que yo hice, no veo por qué no arriesgarme también.

— Porque tú eres pequeña, tienes que cuidarte.

— No soy pequeña, soy mayor que tú.

— Bien, bien. Te dejaré hacerme compañía pero solo por un rato y luego te irás a dormir.

— Acepto.

Y así fue, pasamos al menos una hora hablando a través de la puerta. Le pregunté como fue que logró derribar a ese trol con un simple golpe, resulta que ella se daba por sí misma clases de defensa personal, eso y el hecho de que tiene huesos fuertes.

Finalmente se fue después de un rato, como quedamos y despegue mi cabeza de la puerta para buscar una mejor posición y así dormir.