5. Ricky || Distracción

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Movía mi cuerpo al ritmo de la música recordando la coreografía para copiarla a la perfección, los pompones en mis manos se sacudían con felicidad y mi sonrisa fingida estaba en su mayor esplendor

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Movía mi cuerpo al ritmo de la música recordando la coreografía para copiarla a la perfección, los pompones en mis manos se sacudían con felicidad y mi sonrisa fingida estaba en su mayor esplendor.

Mi cuerpo estaba aquí, pero mi mente no, mi atención estaba puesta en observar al lindo castaño tocando acordes en las gradas de mi derecha como todos los días en el que ensayaba.

Lunes, miércoles y viernes veía al lindo castaño de cabello risado sentado en las gradas con su guitarra y su skate.

El lindo skater estaba inmerso en sus asuntos, tocando la guitarra mientras anota en un pequeño cuaderno negro sin mirar a ningún lado que no se el cuaderno y su guitarra.

Entonces todo cayó, estaba tan concentrada contemplando al chico a la distancia que no pise bien, mi pie paso de largo sin apoyarse en las manos de mis compañeros que me alzarían, perdiendo el equilibrio y cayendo de frente, la mala suerte estaba de mi lado, apoye mal mi mano derecha doblando mi muñeca y golpeándome fuerte en el brazo al caer de lado.

El grito de dolor que iba a salir de mi lo contuve con toda la fuerza posible apretando mis dientes, sintiendo el dolor pasar por todo mi brazo.

Apoye la espalda en el piso intentando regular mi respiración y amortiguar el dolor.

— ¡Elizabeth! — grito la entrenadora corriendo a mi, se agachó a mi porte — ¿estas bien?

— Lizz — se acercó preocupada Charlie, mi mejor amiga.

— Estoy bien, estoy bien — intente convencer más a mi misma que a los demás.

— ¿Segura? — asentí levantándome con ayuda de la adulta — ve a descansar a las gradas, cuando termine el ensayo iré con el botiquín.

— No es nada, me tomaré unos minutos y volveré — solté suave recogiendo mis cosas para empezar a caminar a las mismas gradas donde estaba el castaño.

Me senté lo más alejada que podía del chico con la mirada fija en el campo de césped.

Respire pesadamente al pensar que el chico estaba a unos metros de mi, Ricky Bowen estaba detrás dei sentado tocando su guitarra dulcemente, el lindo castaño que me gustaba desde tercer grado.

Aspiro aire con dificultad al sentir un poco de dolor en el brazo, lo muevo un poco haciendo que una queja saliera por el esfuerzo haciendo que jadeara.

Ricky Bowen a sido su amor imposible de siempre, eh estado enamorada desde pequeña del castaño, desde el momento en él me regalo una flor silvestre cuando estaba llorando desconsoladamente porque había matado a una oruga sin querer, pero después eso no volvimos a hablar en la vida, yo era demasiado tímida, bueno, lo sigo siendo. No soy muy buena socializando, claro era la capitana de las porristas y una de las chicas más populares de la secundaria, pero no me interesa para nada, no era popular por tener amigos.

Una ventisca se sintió interrumpiendo mis pensamientos sobre mi amor platónico, giró mi cabeza hacia la derecha observando al castaño, deteniendo mi respiración.

— Hola — hablo tranquilo el chico mirándome fijamente al rostro.

— Hola... — hablé suave mirando mis pies, mordiendo mi labio con nerviosismo.

— ¿Como estás con el golpe? — preguntó el chico colocándome más nerviosa, siento mis mejillas calentarse al caer en cuenta que el chico había visualizado mi caída.

— Estoy bien — susurre y un toque en mi brazo fue lo siguiente que sentí, salte un poco de la sorpresa haciendo una mueca de dolor, levante mi mirada viendo a Ricky tocando y observando meticulosamente la mancha violeta que se estaba formando en mi brazo.

— Lo siento — asentí sin saber que decir — se formará un feo moretón — quedo en silencio un momento tocándose el bolsillo, se levantó repentinamente — espera un segundo.

Trague saliva mientras observaba a Ricky irse corriendo desapareciendo de mi mirada, solté el aire que tenía retenido por el nerviosismo.

Había hablado con Ricky Bowen, no puede ser real.

Cerré mis ojos con fuerza por unos segundos apoyando mi cabeza en el escalón de mi espaldas, escuché unos pasos rápidos a lo lejos, abrí los ojos con lentitud sintiendo los rayos de sol pegándome.

Giré mi rostro observando llegar a Ricky con una lata de coca-cola en las manos, se sentó a mi lado nuevamente y sin previo aviso colocó la lata sobre mi ya moretón casi negro.

— Gracias — susurré mirando con miedo fijamente los ojos del chico que estaba concentrados apoyando la lata en mi brazo.

Ricky levantó la mirada — ¿porque te distrajiste Lizz? nunca cometes errores.

— Es que, mmmm, tenía una distracción — mordí mi labio mirándolo a los ojos directamente.

— Ah ¿si? ¿que era?

— Tú — susurre.

Sofiadaaholland

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Sofiadaaholland

ONE SHOTS, Joshua BassettUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum