Sixteen

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Finn no movió sus labios por unos segundos, después coló sus manos detrás de mi cabeza y empezó la batalla.

El beso se intensificó cuando los dos perdimos el equilibrio y caímos en el sillón más pequeño. Las respiraciones se agitaron más de lo normal. Sus labios estaban resecos al inicio. La ferocidad del beso me estaba volviendo loco, estábamos en otro lugar mientras encajábamos sorprendentemente a la perfección.


Eran segundos de gloria, pero en un instante sentía que tenía la necesidad de tomar un respiro profundo y nos separamos. Totalmente agitados, con la mirada en su pecho.

Miedo.

El miedo me atacó por todas partes. Sentía terror en ese momento, no sabía que iba a pasar después.


¿Y si ya no le gusto?


Oh joder.

Sentí que él se movía y me levanté para dejarlo libre. Estábamos en completo silencio, uno de verdad incomodo. Ninguno levantó la mirada por unos cuantos segundos.


Cobardemente yo la levanté primero.


— Finn... — la voz se me apagó cuando el chico me miro fijamente, con una expresión extraña.


— ¿Por qué lo hiciste? — fue lo único que preguntó, mientras me lanzaba dagas demasiado filosas con su mirada.


— Bueno... — juguetee con los dedos de mis manos. No tenía idea de cómo decirle. Y el estado en el que estábamos no ayudaba muchísimo.



Trague saliva con dificultad y nerviosismo.



— Jack...


Su tono voz era impaciente y estaba irritado, además de tener la mandíbula tensa.



— Quería c-comprobarlo — balbuce demasiado bajo.



— ¿Comprobarlo? — bufo.


— Sí.


— Mierda Jack. No se que diablos estes pensando ahora — levantó su mano derecha y me apuntó — Pero esto no me hace gracia y no me gusta que juegues con esto.



— Yo no...



— Porque eso es todo lo qué haces.



— Pero...




— No sabes lo que causas y siempre tienes que cagarla.



Esta vez me quede callado, de algún modo  sabía que él tenía razón. Pero esta vez sabía lo que hacía. Oh eso era lo que yo me repetía mil veces. Finn camino furioso hacia la puerta y no pude hacer nada para detenerlo.


Cobarde.



                                   (...)


Finn Wolfhard...



Hijo de puta.

Azoté la puerta del apartamento y fui testigo del brinco que pegó Sophia, tirando sus palomitas. Me reí entre dientes. Ella de algún modo u otro se las arreglo para mantener la calma, la misma calma con la que me había soportado todos estos días.


La hormona de Jack -FackTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang