Besos de Adolescente

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Las personas se amontonaban cada vez mas mientras el tiempo pasaba. El ambiente lleno de nostalgia, pero agradable inundaba por completo la escuela. Caras conocidas; nuevas; rostros que no volverían a verse; otras que no pudieron asistir.

Los puestos de los adolescentes intentando impresionar, otros de ofrecer productos, algunos cuantos de proporcionar información. Chicos y grandes. El día era agitado, lleno de consejos para futuros héroes, lleno de sueños.

Izuku se sentía cansado. No odiaba asistir a esos tipos de eventos porque lograban sacarle uno que otro recuerdo bueno, alegrando más su día. Empero precisamente ese día lo sentía apagado. Su esposo Shoto se encontraba de viaje en los ángeles desde hace ya un mes y no podría asistir al evento memorial de alumnos de la UA.

Suspiro por enésima vez antes de levantarse de la sala de descanso donde paso horas junto a All Might y Bakugo. Miro por la ventana. El sol relucía a lo lejos, ya buscando ocultarse entre las nubes para dar paso a la fría y gélida noche que los acompañaría. Todo el día se lo paso de maravilla, él lo sabía.

Saludo y se divirtió con sus compañeros héroes a los que no veía muy seguido. Dio consejos a los futuros héroes que después del discurso se irían a sus casas. La combinación de colores entre el naranja, rosa y azul se le hacia hermosa, logrando añorar el tiempo que pasaba con Shoto.

Escucho unos cuantos golpeteos a su espalda y se sorprendió al darse cuenta que era el rubio, con quien había compartido muchas cosas, y a su vez agradecía por que fuese él.

- Deja de babear Deku. Tienes que dar el discurso. Los idiotas te andan buscando desde hace rato – hablo fuerte, con su voz rasposa y varonil.

Izuku sonrió. Sus mejillas se tintaron de un color rosa lleno de vergüenza. Ni el mismo sabía cuánto tiempo paso ahí, encerrado.

- El bastardo mitad y mitad...

- Kacchan – reprochó el pecoso interrumpiendo al rubio.

Este sonrió sonsacaron, mostrando sus hermosas perlas – el medio frió medio caliente – pauso, viendo el reproche del contrario – probablemente estaría decepcionado de ti si no mueves el culo y te apuras a decir el estúpido discurso – soltó antes de comenzar a caminar, siendo este seguido por el pecoso.

Izuku no hablo, se dedico a seguir a Bakugo hasta su destino. Se encontraba pensativo y un poco decaído. El rubio lo noto, pero no quiso indagar en tema ajeno, así que solo lo dejo. O eso intentó.

- Ellos lo notaran.

Izuku lo vio. Su espalda ancha y su porte firme le recordaron a Shoto, solo que este tenia más ancha la espalda. Suspiro en resignación. El rubio siempre fue observador, no tanto como él, pero no era idiota.

- Lo siento, kacchan. Es solo que... - pauso, volviendo a suspirar – pensé que podríamos pasarlo juntos esta vez.

El pecoso escucho un bufido como respuesta. Ambos siguieron caminando hasta llegar a una explanada en medio de la escuela. Todos los héroes presentes y alumnos se encontraban ahí.

- Pon tu mejor cara – volteo a ver al pecoso – y piensa en lo que mas quieres. Acumula eso y déjalo ir en tu discurso. A lo mejor puedas invocar un milagro – finalizo antes de marcharse.

Izuku de alguna forma se sintió un poco menos decaído, sintiendo aquellas palabras de "aliento" del rubio, pero eso no quitaba el hecho de que extrañaba a su esposo. Observo como Bakugo se sentaba junto a Kaminari susurrándole algo en su oído. Sus mejillas se ensancharon dibujando una sonrisa en su rostro. Al peliverde le pareció tierno, logrando derretir su corazón, pero él debía de admitir que aún se le hacía tan extraño. Escudriño el panorama deslizando sus pensamientos pesimistas antes de pasar al podio. Los aplausos no se hicieron de esperar.

Después de su discurso los héroes profesionales pasaron a lo que seria una hermosa velada, llena de música clásica, bebidas alcohólicas y uno que otros aperitivos.

La noche ya había caído, cubriendo el cielo de hermosos puntitos blancos que parecían brillar más en esa oscuridad. después de unos cuantos saludos incómodos, Izuku rezaba porque lo dejasen solo esa noche, cosa que sabia seria imposible. Una vez más se vio sorprendido de observar como Kaminari y Bakugo se robaban la atención de todos. La mirada de ambos chocó. Un rojo vivo y profundo contra un verde esmeralda. Izuku le agradeció internamente mientras los felicitaba con su mano.

Salió en busca de aire, dejando que sus pies lo guiasen hasta donde su apagado espíritu llegará.

El vaho salió de sus labios, acompañado del inicio del invierno. Sus ojos se dirigieron al cielo, viendo la luna resplandecer, brindándole alivio a su corazón. El pecoso se detuvo detrás del gimnasio donde solía practicar sus movimientos sin que nadie lo supiera (a excepción de All Might y Bakugo quienes lo habían pillado). Descubrió un rubor cubrir su rostro llenándolo de una vergüenza cálida que siempre le gustaba.

Recordó en su segundo año cuando el bicolor se le declaro de una forma torpe ahí mismo. A la luz de la luna y con una pequeña caja de bombones, solo eso. Su corazón dio vuelco y sintió como una corriente lo atravesó. Amaba recordar el inicio de su bella relación. Izuku llevo su mano hasta su collar, donde colgaba el anillo de matrimonio, recordándole que ahora era un Todoroki ante la ley. De eso ya hacía seis años.

Recordó el cómo su relación fue avanzando, incluso llegando a ser descubierta por el rubio, lo cual no fue muy grato. El chico los descubrió en medio de un juego de Twister. Izuku se carcajeo al recordar aquello. Bakugo no les hablo a ambos por dos semanas hasta que Shoto le compro un montón de cosas como disculpa por el posible trauma del rubio, a partir de ahí, el pecoso agradeció que fuese Bakugo el único que supiera de su relación (hablando de ese entonces).

El rubio fue parte importante en su relación con Shoto, pues se convirtió en su cómplice. Así mismo su trato mejoro aún más, al igual que con Shoto. Paso de un "no somos amigos", a un "si, si, ya, a la chingada" cada vez que este le molestaba para pedirle un favor.

Conmemoró que ahí mismo también fue el beso de despedida que se dieron él y Shoto al finalizar su graduación. La nostalgia lo volvió a invadir y se vio reflejado en una felicidad inmensa. No fue una vida llena de rosas, pero fue soportable gracias al bicolor.

Recordaba las manos y el calor de Shoto inundarlo cuando le abrazo aquel día jurándole muchas cosas. Sintió un escalofrió vibrar su cuerpo al sentir la mano enguantada de alguien. Su sonrisa aperlada, sus ojos se veían mas brillantes a la luz de la noche. Los ojos del pecoso picaban, volviéndose acuosos. Las flores en frente le revolvieron el estomago como aquella vez donde se llenaron de mariposas. Sonrió como bobo antes de tomarlas y plantarle un beso a su esposo.

Lento. Lleno de amor. Con cariño y anhelo guardado desde ya un mes. Apreció las manos de Shoto rodear su cintura, profundizando más el beso.

Sabían a amor. Lloro de felicidad y rió como un idiota junto al bicolor. "A lo mejor puedas invocar un milagro", recordó las palabras del cenizo. Agradeció una vez más a Bakugo y Kaminari, puesto que el rubio lo sabía. Sabría de la llegada de Todoroki.

Sus besos no pararon, aunque tampoco subieron de tono, era solo una jugarreta llena de cariño. Al igual que en aquellos tiempos de estudios, donde se escapaban para tener privacidad.

Izuku beso a Shoto las veces que su corazón necesitaba. Le sonrío. Como un adolescente enculado por su primer novio. Como aquella vez cuando Shoto le pidió ser su novio. Un día como aquel. Ese día era hoy.

- Feliz aniversario, Izuku.

¿Cómo no amar a ese chico bicolor?

BESOS DULCES [TODODEKU]Where stories live. Discover now