La llegada de la Primavera.

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Después de un largo día en la escuela vamos caminando hasta mi casa, nos toma media hora llegar pero lo aprecio mucho porque es el único ejercicio que hago, doblamos a la derecha hasta llegar a un kiosco.

-¿Qué quieres comer hoy?- me pregunta.

Miro todos los lugares que están a nuestro alrededor -sushi- una vez que pongo mi vista en el lugar se me hace agua la boca.

Alejandro me da una palmadita en el hombro -Que bueno que me adelanté- Se mete a la tienda mientras yo miro un poco más el kiosco, cada año cuando inicia la primavera hay una feria alrededor de éste, me doy la media vuelta y voy tras Alejandro.

-Vengo a recoger una orden- mientras él habla yo recorro los pequeños expositores y al mirarlos me hacen querer pedir uno de cada cosa que haya en ellos -Esto es una pequeña parte para agradecerte por el café del otro día- dice mientras el chico de la caja escanea el código de barras del teléfono.

-¡Qué bien, contigo nunca moriré de hambre!- le sonrió y él hace una expresión a la que no estoy acostumbrado, no se me hace raro el hecho de que me corresponda la sonrisa pero, sus ojos tienen algo que no logro distinguir.

Tomo la bolsa que está en el mostrador y comienzo a examinar su contenido, hay un contenedor con un rollo de sushi con fruta, entre otras cosas. De inmediato lo abro, tomo los palillos y me meto uno a la boca.

-Ese es el postre- dice Alejandro mientras recibe el ticket.

-No, es mi comida. Yo dije que quería comer sushi- digo mientras cubro mi boca con la palma de mi mano al hablar.

-Dame- se acerca.

De inmediato extiendo los palillos para que los tome pero entonces se acerca a mi oído -¿Porqué no me dejar probar un poco de lo que tienes en la boca?-

-¡Que asco, Alejandro!- lo aparto y guardo el sushi con los palillos -Definitivamente tu lado romántico es un asco-

-¡Espera, no lo guardes, yo también quiero!- intenta detenerme pero es demasiado tarde. La bolsa ya no esta a su alcance.

-No te voy a dar por andar de asqueroso-

-Muchas personas cuando se besan y están comiendo se pasan la comida, ¿sabes?- dice mientras ríe.

-¡Que desagradable eres!- Tomo unas cuantas servilletas, las meto en la bolsa y salimos del lugar.

Al llegar a la casa subimos a mi cuarto y lo primero que hago es prender la computadora para poner el documental que nos pidió ver la mastra de historia.

-¡Ay no!- dice Alejandro algo molesto, al voltear veo que su playera está manchada con salsa de soya -Era la única limpia que tenía-

-¡Ya nos dejaste sin soya!- le digo en tono sarcástico, con las manos en la cintura y moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

Comienza a reir -Ya veo que tu única preocupación es la comida-

-Pues claro, ¿con qué otra cosa sobrevivimos?- Me acerco y recojo el contenedor que se derramó -Quítate el uniforme para meterlo a la lavadora-

-Aún no anochece y ya quieres verme en paños menores-

Cierro los ojos, ladeo la cabeza y tras una leve sonrisa -Quítate la ropa si no quieres que se quede una mancha en tu uniforme- lo miro a los ojos mientras me levanto y me dispongo a ir por algo para limpiar el suelo -Abre el closet y toma lo que quieras- casi le grito para que pueda oírme.

-Primero meto mi ropa a la lavadora- dice mientras baja las escaleras.

Cuando he terminado de limpiar el suelo, voy a buscarlo, le llevo una playera y unos pantalones de mezclilla. Lo veo apretando los botones de la lavadora. Tiene un abdomen ligeramente marcado, sus bóxers dejan poco a la imaginación y entonces se me pone la piel de gallina.

Le aviento las prendas que traigo en la mano -¡Apresúrate, ya quiero comer!- mis piernas se mueven tan rápido que es imposible negar que salí huyendo.


-¿No prefieres comerme a mi?- escucho a lo lejos.

-Por favor, no le llegas ni a los talones a ese sushi de frutas- le grito.

Saco toda la comida y entonces veo que hay pollo bañado en salsa, de inmediato tomo los palillos y lo meto a mi boca.

¿Por Qué Tengo Que Amarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora