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Estaba realmente feliz, desperté y lo primero que vi fue a él, definitivamente es la mejor manera de despertar. Hasta durmiendo se ve precioso, me gusta tanto. Mi corazón me dice que todo esto es muy rápido pero mi conciencia me dice que está todo bien. Y es que tenerlo ahí conmigo me hace realmente feliz. Demasiado feliz. Esto es lo que he esperado por toda mi vida y se que él me quiere a su manera.
Se empezó a mover hasta que abrió los ojos supongo que sintió mi intensa mirada le sonreí.

—Buenos días —su voz sonó ronca. Me devolvió la sonrisa, en ese momento supe que no me había equivocado en nada y que todo ha valido la pena.

—Muy buenos —le di un casto beso en los labios.

—Tengo hambre —dijo mirando algo en el piso, no era lo que esperaba que dijera pero bueno.

—Si quieres puedo ir a la cafetería para que comprar café y donas —contesté rápidamente.

—Me parece perfecto —se levantó de la cama para empezar a vestirse.

Hice imité su acción, primero me puse mi ropa interior camine al armario para elegir algo para ponerme e ir a comprar. Opté por un pantalón, una blusa negra y finalmente mis tenis negros.

—Estoy lista —dije cuando salí de la habitación para ir a la sala donde estaba él sentado viendo su celular desinteresado.

—Perfecto —se levantó del sofá sin mirarme y nos dirigimos a la puerta.

Caminamos en silencio, no me acostumbraba del todo al silencio pero tenerlo a mi lado era suficiente. En momentos así me cuestiono el porqué de todo.

—Gracias por quedarte conmigo —hable al no poder soportar el silencio, necesito que diga algo al respecto de lo que paso anoche. Sentí mi cara arder al recordar todo lo ocurrido.

—No es nada, ¿era lo que querías no? —¿era lo que quería? Sí, eso era lo que necesitaba más que nada. Una buena sesión de sexo y que él estuviera conmigo durmiendo abrazados.

—Si, a ti es lo único que quiero —le respondí mientras pase mis brazos alrededor de su cintura.

—Lo sé —pasó su brazo alrededor de mi cuello, caminamos abrazados.

Entramos a la cafetería y me senté para esperarlo porque él dijo que iba a comprar todo. Por mientras busqué una mesa vacía y me senté a esperar que terminara.

Estaba en la mesa y solo lo observaba, era la único que podía hacer. Es guapo.
Me siento especial.

¿Como no sentirme así? Él era uno de los guapos más codiciados y me eligió a mi entre tantas mujeres.

Ni parecía real, sentía que era un sueño pero estaba pasando, él no era un príncipe azul pero para mi es perfecto.
Me conformo con que se esforzara para que estuviéramos bien.
La misma cajera del otro día le coqueteaba, no me moleste porque él ni siquiera la voltea a ver.

—¿Quieres desayunar aquí o vamos a tu casa? —pregunto cuando se acercó a la mesa.

—Como desees —conteste mirando como la vieja esa lo seguía con la mirada. Sonreí triunfante cuando me miro, reviró los ojos cuando Abdel llegó a la mesa.

—Aquí hay mucha gente, vamos —me levanté de mi lugar y nos dirigimos a la salida del lugar.

Estamos caminando de vuelta a mi hogar. Decidí agarrarle la mano, fue reconfortante cuando él apretó mi mano.
Al llegar a casa serví todo, cuando todo estuvo listo nos sentamos, esta vez, en la mesa para poder desayunar.

—Nunca me cansaría de comer donas —solté mirando a la dona de chocolate que está en mis manos con mucho deseo.

—Son muy deliciosas —concordó riendo al ver mi cara.

—Uno de mis sueños alocados es tener una tienda y vender puros postres —dije recordando que de niña ese era mi sueño a cumplir en la vida.

—Sería algo fantástico, me encanta comer postres —dijo llevándose a la boca otra dona de chocolate.

—Tendré que aprender a cocinarlos —reí porqué no sé hacer muchos platillos

—No saldría de aquí si es así —un momento... No me parece tan mala idea después de todo.

Iba a responderle pero su celular sonó.

—Permiteme —me miró mientras se alejaba de la sala para entrar a la casa.

Continué comiendo donas y bebiendo de mi café, no porqué él se fuera dejaría de comer, osea comida es comida.

—Me tengo que ir, nos vemos mañana, ¿sí? —sonó preocupado.

—Claro —cuando me acerqué me dio un tierno beso en la cabeza y se alejó.

Lo acompañé hasta la puerta, cuando salió la cerré y camine a mi habitación para agarrar mi teléfono y poder marcarle a Laia, quien contestó a la tercera llamada.

Hola amor de mi vida en hermana —esta vez si está sobria, lo que me alegra infinitamente.

Hola hermanitacontesté con dulzura. Ella siempre me decía eso de niña porque según ella yo era la única que la quería.

¿Qué pasó? ¿Cómo has estado?preguntó preocupada.

Solté un suspiro—. Me acosté con Abdelsolté rápido para no arrepentirme.

¡¿Qué has hecho qué?!me imagino la expresión que debe tener su cara.

No lo voy a repetir, me oístecontesté roja de la vergüenza.

¡Eso es genial!gritó eufórica. Otra Aina

¿Tú lo crees?pregunté dudosa.

¡Por supuesto que sí! Si por ti fuera hasta el matrimonio lo hubieras hechorespondio con cierta burla.

Reí, ella tenía razón—. Me dijo que quería intentar algo conmigosonreí como tonta.

Entonces si fuiste muy buena en la camadijo coqueta, ésta mi hermanita es un desastre.

No es eso, mensavoltee los ojos—. Me lo dijo antes de, uhm, ya sabessentí que volví a quedar roja.

Antes que nada dime que se cuidaron, aún no quiero ser tíadiji con falsa preocupación. Creo que la que debería de estar preocupada soy yo.

Obvio si tonta, no me imagino siendo mamá aún.

Ufff, que alivio. Soy muy joven para ser tíasuspiro con tranquila.

Me gusta mucho Laiacambié de tema para que no siga diciendo más babosadas.

Lo sé, se nota demasiado —dijo aburrida. ¿Ya la aburrí?

¿En serio? —pregunté con duda.

Si, apenas hablas de él y tu voz cambiavolvió a suspirar.

No es ciertosolté negándome a creer lo que dice.

Lo dices porque no te oyessoltó burlona, de nuevo.

JAJAJAreí sin gracia por su intento de ser chistosa—. Graciosa

Yo solo digo la verdad, oye hablamos después —su tono de voz cambio a uno cansado y fastidiado.

Claro no hay problema.

Tengo que terminar algo de la universidadsuspiro de nuevo pesadamente.

Me alegra que le estés poniendo todo tu empeñodije orgullosa de ella. Sé que ella ama el estudiar aunque no lo demuestre.

Siempre cariño, nos vemos. Te quierooogritó.

Sabes que yo máscolgó la llamada.

Me alegraba que mi vida al fin estuviera tomando sentido.

Destino Where stories live. Discover now