Baby Doll

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Capítulo 13

Cuando llegamos al departamento Evan estaba despatarrado relajadamente hasta que nos vio entrar a través del pasillo, tras un suspiro malhumorado se dirigió a su habitación y una vez dentro tiró la puerta sonoramente. Miré a Sam preocupada de ver su reacción, pero cuando su mirada encontró la mía, estalló en un ataque de risa inexplicable.

—Veremos a ver cuánto le dura este enojo. — Caminό hacia el sofá y se arrojó en él. — Ven, debes estar igual de exhausta que yo.

Incómodamente, y sin saber exactamente había hecho caso a su orden me dirigí al sofá y me senté junto a él. Su brazo estaba en el respaldo del mueble, y cuando me senté, cayó sobre mi hombre y atrajo mi cabeza a su pecho, con su mano acariciando mi cabello.

—Harás que me duerma. — Me reí. Que alguien me acariciara el cabello era mejor que algún remedio casero de abuelas para dormir. En algún momento olvidé que quizás esa posición tan… intima en la que estábamos no debía hacerme sentir tan bien. Pero, no había nadie cerca y estaba a mitad de caída en los brazos de Morfeo.

Viajero del tiempo, marinero del mar. — Canturreó en mi oído.

—Amo esa canción.

El faro de mi amor, tu luz en mi corazón. — Seguí tarareando la canción en mi mente hasta quedarme dormida.

Cuando volví a despertar el sol aún no había salido. Seguía en la misma posición en la que me había quedado dormida… con Sam como una cómoda almohada. Una frisa nos cubría a ambos, ¿Habrá sido Sam o Evan? Si fue Evan, de seguro estoy en problemas. La luz de la cocina estaba encendida, y alumbraban un lado de la cara de Sam. Tenía las pestanas más largas que había visto en un hombre. Su masculina barbilla y pronunciados pómulos lo hacían digno de un modelo de Abercrombie. Estiro mi mano alejándome un poco de Sam, y doy con mi móvil con su pantalla encendida. Ocho mensajes y cuatro llamadas perdidas de Matthew.

—Ay, dios. — Un sentimiento de culpa me comienza a carcomerme. De la cocina se escucha el ruido de una taza chocar contra la encimera. — Hola. — saludo a Evan.

—Hola. — Me sorprende su tono amistoso/adormilado con el que me responde. — Queda un poco de café, ¿Quieres? — Me encojo de hombros asintiendo con la cabeza.

—Lamento lo de los últimos días. — Quizás yo también este adormilada y por eso me estoy disculpando por cosas que creo no tengo la culpa.

—No te preocupes. — Se gira hacia mí tendiéndome la taza. — No soy tu mamá ni nada por el estilo. Es solo que, me gusta cuidar de las personas.

—Entiendo.

—En especial de Sam. — Pienso en cómo sería tener un novio con complejo de tu madre. — Él ha cuidado mucho tiempo de mí, y pienso que yo debo devolverle el favor.

—No creo que lo haya hecho esperando que se lo devuelvas algún día.

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