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...meses después...

Hace algunos días, mi madre había llegado a la ciudad de los ángeles, me alegraba tenerla en casa y poder compartir más tiempo, aunque a veces llegaba a ponerse un poco irritante. En cambio mi papá no llegaría hasta antes de las fiestas, navidad y año nuevo. 

—¿Cómo vas con el trabajo? —pregunto mamá. Ya llevaba un buen tiempo trabajando con Nick, nos hicimos buenos amigos y lastimosamente tuve que presencial el momento más doloroso de su vida, su ruptura amorosa, luego de su ex novia lo dejara con en mensaje de texto. 

—Bien, gano bastante, lo suficiente para ayudar en la casa y comprar mis cosas...Pero no lo suficiente como para pagar la exuberante cuota de mi institución.

—Lo sé, de eso me encargo yo y tu padre. —acaricio mi cabello 

—Te busca tu jefe. —comento David llegando al living con dos tazas de café.

Me retire de mi hogar y fuera estaba Nick apoyado en su auto deportivo blanco, me esperaba con un cigarrillo en los labios y una sonrisa reluciente.

—¿Nos escapamos?

—No. —respondí desinteresada pero amigable. 

—¿Por qué? —pregunto y me extendió un cigarro.

—Tengo a mi mamá aquí y voy a invertir mis días en ella

—Oh esta bien, estas perdonada entonces. ¿Mañana? Quiero llevarte a conocer el campo donde siembro el café

—Eso suena bastante tentador, no puedo decirte que no a tal oferta. —el auto de Wilhemina se estación a unos metros. De el bajo Víctor y ella por detrás, quien me miro una milésima de segundos.

—¡Hola Olivia! —grito Víctor y yo levante la mano para saludarlo. La malhumorada de Venable no me saludo, como siempre básicamente. Seguro venían a conocer a mi madre. Víctor esta prácticamente viviendo en mi hogar, toda la semana se ha propuesto compartir tiempo con mi querido David. No me quiero imaginar lo que harán solos. 

—¿A dónde te fuiste pequeña? —pregunto girando mis rostro para que mirase el suyo 

—Lo siento, pensaba en otra cosa.

—Bueno, mañana vendré por ti. —beso mi mejilla y rodeo el auto para marcharse. —Por cierto, estas muy guapa. 

Mis mejillas enrojecieron, el satisfecho con su cometido, sonrió de lado y se subió a su vehículo, desapareciendo del estacionamiento. Respire profundamente y tome el valor de entrar nuevamente a la casa, Venable estaba en el gran sillón del vestíbulo junto a mi madre. 

—¿No tienes calor? — pregunto Venable, aprete con inseguridad mi abrigo, mi madre rio y se levanto del sillón desapareciendo con la excusa de que buscaría a David. A fuera había un bello sol, es otoño, pero siempre suele hacer calor en otoño, después de todo es los ángeles. 

—¿Tu no lo tienes? —reproche, apretó sus labios intentado ocultar una vaga sonrisa y dejo de verme. 

Era extraño verla fuera de esa coraza que se pone encima para fingir ser una directora estricta en la institución y cuando estábamos solas, era otra cosa. Pienso que siempre se mantenía en guardia y alerta, no podía permitir que alguien entre en su mundo. La entendía.

A David le encantaba mantener la radio encendida, de fondo se escuchaba a Lana del Rey cantando Happiness y las risas descontroladas de mi madre en la cocina. La escuchaba feliz, le encantaba estar aquí y cuando le toque irse, no se si querrá hacerlo.

—Víctor me comento algo hace unos días. —volví mi vista hacia sus ojos. Ella tenia la vista puesta en sus manos y jugaba con sus dedos.

— ¿Qué? — A mi mente se me vino el episodio de hace unos meses atrás cuando mis ojos le confesaron a Víctor el amor que siento por su hermana, lo asesinare si el había comentado eso con ella.

Más Allá De NosotrasWhere stories live. Discover now