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Termine de maquillarme, me coloque un poco de perfume y tome mi cartera. ¿Estaba haciendo lo correcto? Mientras más pisaba el sendero de Venable, más le temía a ese camino. Abajo me esperaba David, para irnos a nuestra cita de 5, estaba muy nerviosa, no veía a Wilhemina hace dos días y pensé en decir que me encontraba enferma, pero eso no ayudaba de nada. Solo en atrasar mis planes y mis problemas.

Pero aun así me subí al vehículo, así como si yo no fuera a perder nada si todo esto sale mal, Víctor me hizo replantearme todo, absolutamente todo y tenia razón. Las dos perdíamos demasiado solo por amor, ¿Por amor? Que palabra tan lejana suena en estos momentos, ni si quiera se si ella esta dispuesta a quererme como yo la quiero.

— ¿Esta todo bien Liv? —Dijo la voz masculina de mi conductor.

— Si.

— Algo te preocupa, lo veo en tus ojos.

— ¿Y si todo esto sale mal?

— ¿A que te refieres? —Pregunto y estaciono el auto a unas tres cuadras de nuestro destino.

— Yo le gusto. —Susurre y tire mi cabeza hacia atrás, en este momento necesitaba que el asiento se tire hacia atrás y me deje descansar.

— Lo sé. —Lo mire confundida. —Me lo confeso ayer y está más aterrada que tú.

— Esto me hace sentir tan pequeña, como una niña de 15 años, siento que no tengo el control de mi vida, de mis sentimientos y de mi mente. Se supone que yo debo tener el control. —Contesté frustrada.

— Yo a veces también me siento así capullo y no me ando estresando por eso. —Me acaricio el cabello y arranco el auto nuevamente. —Llévalo con calma, hasta donde se pueda, pero con precaución y sabes a lo que me refiero.

Claro que sabia a que se refería. Estaba jodida, completamente jodida y no había marcha atrás.

Aparcamos. ¿Y si mejor me quedo aquí? Estaba muy nerviosa.

— ¿Lista? —Asentí, pero era mentira, no lo estaba y jamás podría estarlo.

Bajamos del auto, había tres vehículos estacionados, pero el de Venable no estaba, ¿Había salido? Tocamos dos veces y Víctor nos atendió con una sonrisa.

— Hola —Me beso la mejilla y luego beso los labios de su novio. Rose apareció detrás de el y me miro con una gran sonrisa.

— Cielo ¿Cómo estás? — Beso mi mejilla y me condujo hacia los sillones.

— Bien ¿Usted?

— Muy bien. —me moría por preguntar donde estaba Wilhemina, pero no quería ser muy obvia, mas de lo que ya lo había sido. —Mi hija llegara en un momento, fue a comprar unas cosas. —comento como si hubiera leído mi mente, por dios esta mujer y su hija eran iguales. Venable me hacia lo mismo, contestaba mis preguntas sin que yo las preguntara.

¿Tan obvia soy? 

Nos dirigimos hacia la cocina, estaba preparando espagueti, así que me dispuse en ayudarla, no hablamos de su hija mientras cocinábamos, me conto de como era su ex marido, ósea el padre de Venable y entendí que todo lo ha sacado de otra persona. Porque ni su padre, ni su madre eran así de fríos como lo era ella.

— Vengo en un momento, que la salsa no se queme. —murmuro Rose y salió de la cocina.

Me quedé sola, controlando que la salsa no se quemara, la cocina tenia un ventanal enorme con vista al patio trasero y perdí mi vista en sus flores, Venable tenía flores, algo había vivo en ella porque cultivaba plantas.

— ¡Boo! —exclamo una voz detrás de mí, mi corazón estaba a punto de salir por mi boca e irse directamente al infierno. Me gire con la sangre fría, por poco que pierdo la vida, pero es que en serio, odio los sustos. Wilhemina dio una pequeña carcajada al ver mi inocente reacción.

Más Allá De NosotrasWhere stories live. Discover now