20

652 51 28
                                    

Jhin observó arqueando levemente una de sus cejas.

—El es Adam, puedes considerarlo como uno de mis hijos.

—¿A que quieres llegar con todo esto? —exclamó el enmascarado.

—Soy un ser omnipresente, si yo quiero puedo ver lo que ocurre aquí o en cualquier plano a la hora y en el momento que se me antoje. —Llevó sus pálidas manos a su cabello para enredar uno que otro mechón entre sus dedos. —Ustedes tuvieron un momento ahí abajo.

—Fue meramente para que pudiéramos salir de las fosas.

—¿Y el beso también era necesario?

—¿Que? Eso jamás pasó.

—Jhin... Tal vez necesites un poco de ayuda.

Liliana posó sus manos sobre las sienes de Jhin, el se retorció un poco hasta que finalmente lo vió, las escenas se acomodaban una por una, sus manos, sus brazos, su boca, no había engaño, solo sensaciones y arrepentimientos.

—¿Ya lo recordaste?

Jhin bajó la mirada y apretó sus puños, no lo entendía, no podía entenderlo y era eso el sentimiento más frustrante que había sentido en su vida.

—Se llama arrepentimiento, Khada Jhin.

—¿Donde está Nami?

—No lo sé.

—No juegues conmigo.

—Probablemente está sedienta y en medio de la agonía en algún lugar del desierto.

Antes de que Jhin pudiera si quiera rechistar, el sonido de una puerta abriéndose se escuchó, después de múltiples pisadas provenientes del piso superior, Shen se hizo presente.

—Parece que solo falta un eslabón perdido, veremos si esto se trata de amor o mera costumbre, demonio dorado.

  _______________________________

El hechizo que mantenía de pie la ilusión del desierto se debilitó con el tiempo, la arena que cubría el cuerpo de la vastaya se esfumaba con rastros mínimos de luz estelar, hasta desaparecer, al igual que los rayos de luz.

El atardecer verdadero se mostró por fin, y el suelo se volvió frió y tierroso, Nami no se movía, ni podía hacerlo. Su vista era casi nula, pero podía escuchar, había olas cerca suyo. Estiró una de sus manos, temblorosa y débil, en busca de levantarse o si quiera arrastrarse hasta el agua.

Se impulsó con todo lo que tenía, paso tras paso, podía sentir la brisa a solo centímetros de su piel, estaba tan cerca... Hasta que sus manos no pudieron más, lo único que pudo hacer antes de desmayarse fue llorar, una única lágrima repleta de agonía.

Su cuerpo desistió a menos de un metro del océano, las olas eran empujadas cerca pero jamás le tocaron. En esos momentos, donde ella poco a poco perdía su pulso, el tacto frío y húmedo de una mano pasó por su cabello.

El torso de un hombre emergió del agua, quien con ambos brazos llevó a Nami hasta el, hundiéndola poco a poco en el azul del lugar.

—A ti también te dejaron morir, ¿No es así?

Susurraba con una voz ronca y profunda, mientras dejaba que el océano abrazara sus cuerpos. El hombre llevaba puesta una pañoleta roja sobre su boca y mentón, tenía la ropa gruesa y abrigada de un pescador, contaba con múltiples cicatrices sobre toda su piel y portaba ojos profundamente vacíos...

Muertos.


Agradecimiento especiales a: AgusMostachy por darme la idea principal del capítulo, muchas gracias ❤️✨

Olas De Mar (Nami x Jhin)Where stories live. Discover now