El arte de sangrar.

Muchas veces creemos ser especiales, vagamos por la vida vanagloriando nuestras virtudes y ocultando nuestros defectos detrás de falsas sonrisas o bolsillos avaros. He encontrado la forma de conocer el alma de las personas, de entenderlos tal cual la mar entiende a la arena.
La sangre, no existe mayor virtud que poder sangrar, un fluido exquisito y único que circula en nuestro interior y nos mantiene vivos, que brota al dañarnos para recordarnos nuestra humanidad. No recuerdo la ultima vez que sangré, probablemente lo pasé por alto, la mayoría obviábamos el arte de sangrar.
Mi parte favorita eran los olores, la capacidad que tenían nuestros sentidos de disfrutar las sencilleces tan solo por su aroma. Bendito sean los olores. En una noche oscura, lluviosa y húmeda, recordábamos el olor de la cálida cama de nuestro amante, y eso nos apaciguaba, porque así funcionábamos, con recuerdos. Pobre de quien no tenga aromas que lo ayuden a recordar momentos más felices.
Lo cotidiano y lo común, esa era la verdadera riqueza, al menos yo daría lo que no tengo por despertar cada mañana junto a mi amante, por perderme en sus sábanas y olvidarme que aquí afuera no queda humanidad. Son tiempos difíciles y el olvido cobra víctimas. La historia se escribe una sola vez, y no puede cambiarse. Hemos olvidado quienes somos, hemos olvidado nuestros más básicos intereses, los que importan. Aquellos tiempos en que daba igual cuan grande fuera la casa, mientras hubiera un techo para resguardarse de la lluvia. Hemos perdido colores, colores que nos hacían humanos. Ya hoy, hoy somos algo diferente. Trabajamos para tener más que quien está a nuestro lado. Nos divertimos a gritos para que otros nos envidien. Una rueda de fotos viciosas que evitan el verdadero gozo del momento, eso nos aleja.
Recuerdo a mis abuelos, ellos fueron felices. Reían cara a cara, no a través de cristales. Solían hablar lastimosamente de las futuras generaciones, con dolor. He aquí las futuras generaciones: personas vacías e incapaces de saciar su hambre, incapaces de contentar su sed, incapaces de ser felices. Ya no somos el futuro, somos el presente. Daría todo por sangrar, todo a cambio de ser humano una vez más.