ㅡBésame, quiero volver a sentir tus labios otra vezㅡ rogó Jungkook.
Las lágrimas descendieron por sus mejillas al volver a tener a Taehyung entre sus brazos, al poder sentir su masculina fragancia otra vez, al sentir su suave tacto otra vez.
Fanfic...
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Jungkook'sPOV
Llegamos a mi apartamento, el cual se encontraba ordenado. Abrí las ventanas y corrí las cortinas para que el aire acariciara todo el ambiente.
Aunque, a su vez, conseguí que las manos de Tae acariciaran mi cintura, sonreí.
—¿Te dijeron que iban a venir todos?
Asentí.
—Lo único, es que necesito que te quedes en la habitación mientras explico todo. Si abren la puerta y te ven a penas llegan se van a desmayar.
Rio suavemente.
—Tienes razón— depósito un beso en mi mejilla.
Puse algunos bocadillos en la mesita, que compramos en el camino, y un par de vasos junto con una jarra de jugo de naranja.
—Jin va a estar contento con ese recibimiento.
Ambos reímos y asentí a sus palabras.
Me senté en la encimera de la cocina mientras miraba por la ventana el hermoso cielo que acompañaba al día, sé que para muchos es de mala educación, pero ni me interesa.
Sentí su mirada posada en mi así que voltee a dónde, suponía, estaba.
Apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa ladeada y una de sus cejas levemente curvada.
Se acercó y tomó mi rostro con sus amplias manos para conectar su mirada con la mía.
—Todo va a salir bien, ¿Sí?
Asentí un poco inquieto por lo que sea que podría llegar a pasar en cuestión de minutos.
Pegó su frente a la mía rozando nuestras narices, suave y cariñosamente, en un beso esquimal.
No tenía que abrir los ojos para saber que estaba sonriendo.
Apegó sus labios a los míos en un suave balanceo de sensaciones.
Logrando que por unos instantes me olvide de mis inquietudes.
Se alejó despacio, dejando que su cálida respiración acaricie mi rostro y se apegó nuevamente a mi, abrazándome por la cintura y apoyando su mejilla en la mía. Dándome confort con su calor y sus leves caricias.
Parecía un perrito que frotaba su carita en la mano de su dueño, sonreí complacido.
El timbre interrumpió nuestra burbuja de amor, dándonos a entender de qué era el momento de dar el primer paso para luchar por el mismo.
Dejé un beso en su mejilla y él me sonrió a cambio mientras se alejaba de la cocina.
Me bajé de la mesada y caminé por el pasillo hacia la puerta.
