Capítulo 21. Continúa el atraco.

414 22 0
                                    

- ¡Rápido! Palermo, Helsinky, Denver, Tokyo a la puerta. Rio, Nairobi los rehenes. Ordenaba Berlín.

Así continuaba el atraco, todos en posición, temiendo lo peor, con la policía a punto de entrar al Museo, decididos, sin dudas, dispuestos a cualquier cosa por salvar esos cuadros tan valiosos que se encontraban dentro.

Mientras, California estaba pendiente de Gutiérrez, que estaba a punto de despertar, tumbado. Ella fue la que tomó la decición de quedarse en esa posición, sin hacer caso a las ordenes de Berlín, quien le ordenó que descansara simplemente. Pero ella tenía claro que no iría a un atraco para no hacer nada. Sentía impotencia por no poder defenserse en aquel momento, por sentirse acorralada sin poder moverse, inmovilizada.

Ya no era la niña de hace muchos años atrás, tímida o tranquila, aunque pudiera aparentar serlo, ahora era una mujer, con muchas experiencias vividas, buenas y malas, y lo que quería demostrar era, que no es la más débil, que tiene mucho carácter y que nadie se reiría de ella, y menos un simple vigilante de turno.

Gutiérrez comenzó abriendo los ojos lentamente, con mareos, la vista nublada, sin saber por momentos dónde estaba. Una vez consciente, recordando lo que estaba pasando, lo primero que vio fue a California apuntándole con la pistola en la cabeza.
- ¿Te acuerdas ya de mí? Dijo ella resentida, pero simplemente tratando de asustarle.
Él solamente suspiró, cerrando los ojos despacio, para volverlos a abrir de inmediato.
- Ahora puedes sentirte como yo hace unas horas. Si quiero te vuelo la cabeza, ¿no era así?
- Haz lo que te de la gana, yo solo hacía mi trabajo, pero si lo que pretendes es torturarme o algo por el estilo, lo llevas claro. Repito, solo hacía mi trabajo.
- Tu trabajo no es intentar hacerte el puto héroe. Terminó California apretando la mano con la que sostenía la pistola y bajándola finalmente.

Sentó a Gutiérrez en una silla, alejado de todo, y lo amarró para que no diera más problemas. Mientras lo ataba, empezó a oír disparos, se aseguró que tenía sus dos armas y corrió hacia donde estaban todos.

Eran ellos solos, la banda, comenzaron a disparar al techo para evitar así que la policía entrara, California se unió con todos, pero eso no fue suficiente, entonces tuvieron que intervenir el profesor y Estocolomo, que estaban pendiente de todo. Unos segundos antes de que la policía entrara, al jefe de la policía en ese momento, empezó a sonarle el walkie talkie, era el profesor:
- ¿Estáis seguros de lo que vais a hacer? ¿vais a entrar? ¿Qué vale más la vida de los rehenes y la vuestra, o los cuadros? ¿la vida de tu mujer Carmen y tus hijas, o los cuadros? Porque os aseguro que si entráis no saldréis con vida, los cuadros tampoco, que sé que os importa incluso más que todos esos rehenes. Dijo el profesor tras una pausa en esto último.

Se quedó blanco, en la puerta apunto de entrar, sin saber muy bien que hacer o decir, pensando en cómo sabía el nombre de su mujer y que tenía dos hijas, entonces no dudó ni un segundo más.
- ¡Abortamos entrada!
- ¿Qué?
- ¡Abortamos joder!

Estocolomo miró al profesor satisfecha, y ahora se pusieron en contacto con Berlín mientras todos escuchaban.
- Berlín ¿me oyes?
- ¿Qué ha pasado?
- Está todo controlado fuera, pero solo de momento. ¿Qué pasa ahí dentro? Han pasado 7 horas, tendrías que estar saliendo ya.
- Las cosas se pusieron feas aquí dentro, todó empezó mal, pero ese problema ya está controlado. Respondió Berlín con seguridad.
- Vale, lo mejor será que paséis la noche ahí...
- ¿Cómo que pasasemos la noche profesor? ¿Por qué no salimos ya? están distraídos. Saltó Palermo.
- Ahora no, está todo muy revolucionado aquí fuera, aunque salgáis por los alcantarillados y sea una zona segura, ahora está todo lleno de policías, mañana os aseguro que será diferente. Me pondré en contacto con ellos para que lleven comida para vosotros y todos los rehenes.
- Está todo claro. Terminó Berlín.

Después de un rato, el profesor ya se encargó de que llegara la comida, pizzas. Dentro, se encargaron de repartir entre los rehenes. Berlín se acercó a California que estaba un poco apartada reflexionando sobre todo.
- ¿Cómo estás? Preguntó acercándose a ella.
- Bien, solo algo cansada, como todos.
- Te he echado de menos, hemos estado mucho tiempo separados antes. Dijo apartándole el pelo de la cara para besarla.
- ¿Sabes qué el tío al que le estás comiendo la boca violó a una pobre rehen? Era Tokyo, que apareció para joder el momento.
- Tokyo, Tokyo... tan inmadura y niñata como siempre. Dijo Berlín entre risas. -¿No ves que estropeas nuestro momento?
- Si si, no te preocupes, que ya me voy. Le respondió sonriendo, sabiendo que había jodido el momento.

Tras unos segundos de silencio...
- Mira Andrés, no sé si lo que cuenta esta chica es verdad o no, ahora no me importa. Creo que yo te conocí cambiado, siendo diferente, siempre con tu esencia, porque eso nunca cambia, pero siendo una mejor persona, confio en ti, en que no me decepcionarás, no me importa tu pasado, sino tu presente. Me dejo guiar por mi corazón, siento que estamos destinados porque nos parecemos en muchas cosas, y porque te quiero.
- Sandra... te prometo que no te voy a fallar, tu y yo saldremos de aquí juntos, siendo lo que eramos antes de entrar, y seguiremos con nuestras vidas normales. Pero ahora descansa, es tu turno. Dijo levantándose y dándole un beso para observar como iba todo.


______________________

Nuevo capítulo, espero que os vaya gustando la historia 😊❤

Gracias a los que la leéis 🙏🏻

🐎🐎🔥🔥

🐎🐎🔥🔥

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Berlín. Después del atraco. Where stories live. Discover now