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Ya habían pasado varias semanas y Dunn no podía acercarse al chico rubio. El padre de este siempre estaba rodeado de otros señores y el pobre Ray estaba entre estos.

Hablaban sobre las cosas que habían casado años antes, desde lobos hasta pumas, pescados hasta grandes pescados y desde pájaros pequeños hasta grandes aves de caza.
Ray ya quería irse, quería ver al lobo que no veía desde hace semanas, le extrañaba.

Logró irse sin que le vieran los adultos y corrió al bosque en busca del lobezno blanco. Por otra parte, Sean estaba de caza.
Logró matar a tres conejos y se los comió con tranquilidad.

Troto en sus cuatro patas hasta un lago y se puso a beber aquella agua fresca. Se limpio el hocico como pudo en el agua.
Ray ya estaba perdido, tenía miedo de que algún otro animal le atacará.

Un lobo azabache merodeaba por ahí, miró al indefenso joven y gruñó.
Ray al oír aquel gruñido corrió de nuevo como pudo y aquel gran animal empezó a corretearle.

El pobre chico cayó al suelo ya que estaba realmente cansado, sus piernas temblaban; aquel lobezno azabache se le lanzó encima pero uno de pelaje blanco atacó al otro haciendo que cayera al suelo.

Una pelea entre aquellos lobos surgió, uno por querer comerse al chico y el otro por protegerle.
Ray estaba realmente asustado pero feliz del que el lobo blanco halla aparecido.

Duraron un buen rato hasta que el azabache se fue bastante lastimado. El lobezno blanco estaba realmente herido y exhausto pero estaba feliz al haber salvado al chico.

Estás todo herido, lobito.– Murmuró con suavidad mientras acariciaba los costados de su rostro y este solo lamió su brazo con cariño.
El padre de Ray le estaba buscando con desesperación junto a sus amigos, estaban armados por si se topaban con una bestia.

Lograron dar con el joven güero y miraban los amigos del progenitor de este con horror. El lobo estaba arriba del chico y estaba lamiendo el rostro de este mientras el chico reía encantado.

John paró a sus amigos, no quería lastimar al lobezno y a su hijo; Sean volteó dónde estaban los señores y gruñó pero Ray le relajó empezando a mimarle y decirle palabras dulces.

¡Padre!, ¡Este lobito me salvó!– Chilló con Ian gran sonrisa mientras abrazaba al lobo por el cuello. Su padre le hizo señas para que se acercara y así lo hizo pero antes se despidió del lobo y se marcharon por diferentes caminos.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2020 ⏰

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Lobo // Ya No Le Seguí pq perdí lo que escribí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora