15 ¿De qué estás hablando?

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Rememoró el día que Chaz había ido a la finca, la sonrisa de ella, su bienvenida. ¡Tenía sus llaves! El fuego de los celos estalló ante sus ojos como una llama roja y apretó la copa con fuerza.

-Después de lo que habíamos compartido.

-Te dije entonces que hay otras cosas aparte de disfrutar, además del sexo.

-¿Y Chaz te da más?

-Ahora mismo me da algo que tú nunca me diste -su voz sonó menos firme que antes. Él comprendió que algo de lo que había dicho había afectado. No estaba seguro de cuál de sus frases había hecho ___, socavando los cimientos de su decisión. Había algo que no encajaba en la situación.

Algo que no acertaba a concretar; pero su instinto le advertía de que algo iba mal. Pero amargura, dolor e incredulidad se habían fundido en una masa que le nublaba el cerebro, impidiéndole pensar con claridad.

-¿Quieres una copa? -alzó la botella de brandy hacia ella con gesto interrogativo.

-No, ¿crees que deberías beber más?

-¿Si lo creo? ¿Por qué no? -preguntó Justin con cinismo-. Después de todo, si mi hermano puede robarme a mi mujer, tengo derecho a beberme su brandy en compensación.

-¿Robarte a tu mujer? -repitió ______ con cara de asombro-. ¿De qué estás hablando?

-«Vivo con Chaz» -citó Justin, dejando la botella-. Estás viviendo con mi hermano.

-¡Eso ya lo sabes! Te dije... -de pronto, la comprensión la golpeó como una bofetada, dejándola muda. Demasiado tarde, comprendió lo que él había interpretado de sus palabras. «Estás viviendo con mi hermano» no en el sentido de compartir su piso, sino en el sentido de «vivir con él» como había vivido con Justin.

-No -intentó decir, pero Justin no la escuchaba.

-Dijiste que estabas contenta con lo que teníamos, que no querías nada más -dejó la copa medio vacía sobre la mesa de golpe, derramando el brandy-. Entonces Chaz, mi hermano, mueve un dedito ¡y te vas! Sin pensarlo más, ¡dejándome una nota!

-No...no tuve tiempo de más -tartamudeó _____ - Yo...

-¿No tuviste tiempo? - Justin casi le escupió las palabras en la cara-. ¿Y por qué, querida? ¿Tu nuevo amante te esperaba impaciente? ¿Eres tan insaciable que has pasado de mi cama al la de mi hermano en menos de una semana? ¿Estabas deseosa de irte con... Chaz? ¿Con mi hermano?

-¡No! ¡Lo has entendido mal! Yo no...

-No, ¿qué?, querida. ¿No me dejaste y viniste directa a estar con Chaz? ¿No te mudaste con él sin pensarlo...?

-¡Sí! ¡Me mudé con él! -intentó de nuevo-. ¡Pero no como piensas! ¡No somos amantes!

Unos ojos mieles la miraron de arriba abajo, escrutando la bata corta y ajustada, las piernas desnudas y los pies descalzos.

-¡No lo somos! Cuando dije que me da algo que tú nunca me diste me refería... -se le apagó la voz cuando más la necesitaba, no sabía cómo expresar lo que le daba Chaz. Justin, en ese estado, no la creería si decía que era amistad. Además, el hermano de Justin le había ofrecido más que eso. Era pacífico, compresivo, fraternal... Pero no podía utilizar la palabra amor.

-¿A qué te referías, ____? -preguntó él con voz dura y ojos fríos y cortantes como el hielo, observando las emociones que cruzaban por su rostro-. ¿Qué te da mi hermano? ¿Qué te ha ofrecido para alejarte de mí?

-Él no... yo...

No pudo terminar porque el cambio de expresión de Justin la alertó de que se le había ocurrido algo. Vio en sus ojos que había dado vueltas a las cosas y llegado a una conclusión. Y vio en sus ojos que esa conclusión no iba a gustarle nada.

-Te da más... -masculló-. Algo que yo nunca te di. ¡No me digas que ese ****** te ha ofrecido matrimonio!

_____ supo que se había quedado blanca como una sábana. La sangre le bajó hasta los pies tan rápido que casi se mareó.

-No... -fue un gemido patético y quedo que Justin, inmerso en sus pensamientos, ni siquiera oyó.

Se acercó hacia ella y la asustó la expresión de su rostro. Era como si el hombre que había conocido, su amante, con quien había vivido un año, hubiera desaparecido y otra persona ocupara su lugar. Alguien a quien no conocía en absoluto. La expresión de su rígido rostro era despiadada.

No había luz en sus ojos, parecían profundos y opacos. Se le secó la boca y retrocedió un par de pasos, pero tuvo que detenerse cuando su espalda tocó la pared. Justin siguió avanzando, lentamente, con determinación, sus ojos fijos ni siquiera parpadeaban.

-De acuerdo -dijo él con voz indiferente-. Picaré.

-¿Picarás? -no tenía idea de lo que quería decir-. ¿De qué estás hablando?




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