Capítulo X

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Lan WangJi suspiró por cuarta vez.

Wei WuXian lo ignoro, mojando el pincel.

—Wei WuXian...

—...

—Joven maestro Wei...

Nada. Tratar de llamar la atención de un perro era mas fácil, pero Lan WangJi no se rindió.

Cuando Lan WangJi quería la atención de alguien la conseguía. Y él quería la atención de Wei WuXian.

—Discípulo principal...

—...

—Wei Yi...

—Mmm.

Lan WangJi le observó con ojos llenos de arrogancia. Había aprendido que a Wei WuXian no le agradaba que lo llamará tan intimamente. ¡Lo había atacado con su espada cuando lo hizo por primera vez! Pero, él había comenzado al ignorarlo, así que no podía quejarse.

Wei WuXian se frotó la frente, avistando un próximo dolor de cabeza.

—Me aburro.

Wei WuXian volvió a concentrarse en su tarea.

—Bien.

Wei WuXian y Lan WangJi estaban en la biblioteca del Muelle del Loto, el último lugar en que a Lan WangJi se le habría ocurrido ir. Siempre había un silencio sepulcral, olía a polvo y conocimiento olvidado y Lan WangJi, por supuesto, desde que puso un pie adentro, no había tardado en comentar, en voz alta, «patético», y «nunca volver aquí otra vez», de eso, ya había pasado una semana y todavía seguida yendo al lugar patético y aburrido.

Excepto, que Wei WuXian no había invitado a Lan WangJi a acompañarlo en su castigo  Lan WangJi lo había seguido hasta allí y después de unas horas, Wei WuXian llegó a la conclusión de que Lan WangJi eventualmente se aburriría y se iría, así que sólo tenía que ser paciente y esperar.

Pero al parecer, sus cálculos tuvieron un error muy notable.

Paso un día... pasaron dos... una semana después, y ambos, uno silencioso y frío, el otro, bullicioso y descarado continuaron compartiendo el tiempo en la tarde.

Así que si Lan WangJi se aburría no era su problema, bien podría irse.

Lan WangJi ponía de malas a Wei WuXian.

No era sólo la manera tan descarada y desvergonzada de actuar, hablar y pensar, era todo Lan WangJi; sus modales, su incesante charla, sus coqueteos, su sonrisa...

—Esta mal.

—¿Qué?

—Este carácter esta mal escrito —señaló hacia la hoja que Wei WuXian escribía—. ¿Cómo pudiste cometer un error en un personaje tan fácil? ¿No estudias correctamente? No...

Wei WuXian miró el papel y no dijo nada.

Después de un tiempo, miro a Lan WangJi, el significado de su mirada era más que claro: lo estaba culpandolo. Lan WangJi lo había estado acosándo de cien maneras distintas. Agitando la paz y la tranquilidad de Wei WuXian. En tales circunstancias, era extremadamente admirable que Wei WuXian apenas hubiera cometido un error.

Lan WangJi fingió no entender esos ojos mientras decia:

—¡Qué tristeza! Con quince años y cometer un error como este a esa edad, Déjame mostrarte —Le arrebato la hoja y el pincel—. Mira, mira...

—...

Lan WangJi no tenia cara que perder.

Su escritura era cursiva, salvaje y poco legible, y aún así, se atrevía a regañarlo por cometer un error en un personaje.

Una Canción de BatallaWhere stories live. Discover now