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· Semanas después ·

Los nervios me consumían, diría que mucho. Ya me encontraba en Buenos Aires.

Estábamos en el hotel, y era el mismo del sueño.

—Ya estuve en este hotel —murmuré, y Andrew me observó.

—¡Claro que sí! Es la segunda vez que nos hospedamos aquí, es muy bonito y seguro —contestó él.

No le di importancia a su respuesta, y tampoco quería levantar sospechas. Aun así, Andrew me miraba de manera extraña. Él creía que estaba loco.

Todos nos dirigimos a nuestras habitaciones repentinas. Intenté dormir, pero no podía. Una chispa de esperanza se encendía en mí. Martina seguramente estaría allí afuera con su grupo de amigas, apartada y llorando mientras escuchaba "In My Blood".

Lástima que mi ventana no daba a la calle, mucho menos donde ella estaría. Suspiré y me recosté.

Jake, vayamos a cenar afuera hoy.

Le mandé un WhatsApp a mi guardaespaldas y vi la guitarra. ¿Debería autografiarla ahora o después?

Mordí mi labio inferior nervioso. Estaba sumamente inquieto, así que decidí darme una ducha. No podía ocultar mi emoción.

Una hora más tarde, Jake vino a buscarme. Habían reservado una mesa en un restaurante no muy lejos de aquí, así que me apresuré y salí. En el lobby, vi a Connor distraído con su móvil, así que me acerqué a él.

—Hey —llamé su atención. Él dejó su móvil y me observó—. ¿Vamos afuera? —frunció el ceño, pero aceptó.

—¿A dónde vas? —preguntó al verme dirigirme hacia la entrada del hotel.

—A tomar aire —contesté.

—Pero aquí también hay aire —bromeó.

No le hice caso y me acerqué a las vallas. Nada. No había nadie allí, ningún rastro de ellas. Martina no estaba allí.

—No puede ser —murmuré. Observé todo el lugar y no había nadie.

—¿A quién buscas? —preguntó Connor, confundido.

—A mis fans —contesté, y él me miró extrañado.

—¿Ah, sí? —asentí—. ¿Quieres que le mande un WhatsApp a Martina? —rió al ver mi expresión.

—¿Dónde sacaste ese nombre? —pregunté.

—Bueno, es que lo repites mucho dormido —dijo—. A Camil... —no lo dejé terminar.

—No metas a Camila en esto, no es nada de lo que te imaginas —respondí bruscamente. Estaba estresado y que se tomaran mi sueño a la ligera me enfadaba aún más—. Vayamos al lobby, nos están esperando —dije. Observé una vez más detrás de mí, esperanzado de verla corriendo hacia mí, pero no, ella no existe.

Martina no existe.


Recuérdame ~ Shawn MendesWhere stories live. Discover now