Recuérdame ~ Shawn Mendes

·015·

Ya en camino hacia la cafetería donde nos encontraríamos, me sentía sumamente nervioso.

_bloodsang_
¿Ya saliste?

elih.urley
Estoy en camino.

Estaba muy nervioso, especialmente por cómo reaccionaría ella.

—¿Dónde me siento? — pregunté confundido.

—Por ahora, en ningún lado. — dijo Connor— Será mejor que la veas tú primero, y no ella al pasar por la puerta. No queremos que le dé un infarto.

Reí.

—Sí, pero de todos modos, se va a sorprender. — contesté.

—Sí, pero sería diferente su reacción. — me miró— Ve al baño, te aviso cuando ella esté aquí.

—¿Qué? — lo miré confundido.

—Hazme caso — dijo mientras me empujaba.

—Pero ni siquiera sabes cómo es ella — dije obviamente.

—Tengo una fotografía de ella. Ahora vete — me dijo, y obedecí.

Fui al baño, y los minutos se hacían demasiado largos.

elih.urley
¡Ya llegué! ¿Dónde estás?

_bloodsang_
Llegando al destino.

Marqué a Connor.

—¡Ya llegó! — dije emocionado.

—Lo sé, está en una mesa alejada. — contestó— Puedes salir, ella está de espaldas.

—Hecho.

Me arreglé el cabello y, después de respirar profundamente, salí.

Caminé hacia ella con sumo cuidado, tragando una bocanada de aire, y me senté frente a ella.

—Hola... — hablé nervioso. Ella despegó la vista del móvil al verme, se quedó boquiabierta y ahogó un grito.

—Creo... yo..., supongo — habló nerviosa. Sonreí al verla tan tierna— ¿Qué... clase de broma es esta? — rió nerviosa— ¿Dónde está la cámara? — volvió a reír.

—¿Qué cámara? — pregunté. Ella, al ver mi reacción, frunció el ceño.

—Es que..., yo estoy esperando a alguien... — dijo nerviosa— Supongo que tú estabas aquí sentado y, sin querer, te saqué el lugar — dijo levantándose con pena. Reí.

—¡No! Tranquila — me apresuré a decir— No hubo ninguna confusión.

—No entiendo nada. — dijo ella.

—Me estabas esperando a mí — ella cambió su expresión— Sé que suena tonto y ridículo, pero yo soy Thomas Johnson..., o bueno, quien creó esa identidad.

—¿Me estás diciendo que todo este tiempo hablé con Shawn Mendes? — hice una señal para que bajara la voz.

—Baja un poco la voz, que no se entere toda la cafetería de que estoy aquí — murmuré.

—Lo siento — hizo una mueca— Es que esto es irreal — se rió— Creí que me encontraría con un chico o con un traficante de órganos — reímos.

—Pero me encontraste a mí — sonreí— Entonces..., cuéntame, Eli, ¿cómo estuvo el viaje?

—Pues... — suspiró— Agotador. Llegamos anoche, y hoy madrugué para venir aquí.

—Debes estar agotada — contesté. Ella encogió los hombros, quitándole importancia.

—Algo, pero ya qué — rió.