Capítulo 11: Sueños traviesos

2.2K 203 18
                                    

Mala influencia: Sueños traviesos

Esta de mas decir que Ruggero derrocha calentura por los poros, pero es criminal verlo con un mameluco de la ferretería abierto con una remera blanca al cuerpo. Su cuerpo esta recargado en el capo mirándome fijamente, parecía ignorar todas las miradas coquetas y curiosas que le daban los alumnos que estaban reunidos en la salida.

—Folla mucho, te amo—se despide Olivia dándome un pico, siempre se despidió así de mi y ya es una costumbre como para mi, mis padres y nuestros compañeros.

—¿Con los ancianos presentes?—pregunte con una sonrisa divertida.

—Disfruta la adrenalina amiga—me dice a lo lejos.

Camino hacia su coche a paso lento, y cuando me encuentro frente a él me toma de la cintura y chocha nuestros labios, lo separe cuando quería alargar nuestro beso, mis cachetes ardían al saber que mis compañeros estaban mirando. 

—No hacia falta que me esperaras afuera del coche—le reproche cuando ya nos encontrábamos montados al auto.

—No contestabas mis mensajes—dijo ignorando lo anterior que le dije mientras comenzaba a conducir, ya le había mandado la dirección por mensaje.

—¿Eres consciente de lo que paso en mi casa? Yo nunca fui una persona de besarme con desconocidos y necesito aclarar mis ideas.

—Tampoco que soy un desconocido, para tus padres soy tu novio.

—Para mi no, no te conozco nada

El camino es incomodo y tenso, use toda mi fuerza de voluntad para no verle su firme mandíbula y querer pasar la lengua por ella.

Dios Karol, escucha la mierda que dices, cálmate.

El estaciono el coche frente a un edifico de unos 6 pisos, a un costado tiene un jardín rodeado de plantas y bancas que seguro son por los ancianos.

Entramos y había una pequeña recepción con una señora muy riendo muy animada por un teléfono fijo. Ella cuando se percata de nosotras corta y nos saluda con una sonrisa.

—Hola, veníamos por el voluntariado

—¿Son Ruggero y Karol?—asentimos rápidamente—Vengan, siganme, les explicare todo.

Seguimos a la señora por todos los edificios, nos mostró los pasillos donde duermen los huéspedes, la sala de juegos, y el comedor. El lugar parecía tan hogareño y lindo, aunque alberga a pobres viejitos abandonados por sus familias, porque lamentablemente esa es la realidad de los geriátricos. 

La señora que ahora sabíamos que se llamaba Kelly, nos agradeció muchas veces por la ayuda que estábamos brindando al acilo, que siempre tenían muy pocos voluntarios dispuestos a pasar tiempo con los ancianos sin una remuneración, le sorprendió vernos a nosotros tan jóvenes prefiriendo estar aquí. También me dijo que oculto toda la tarde la emoción por saber que yo era hija de su actor favorito, hasta nos sacamos una foto y todo. 

Ella nos dejo en el comedor diciendo que tenia unos pendientes en la recepción y nos anuncio que en media hora van a llegar los viejitos para la merienda.  El comedor es bastante amplia, con varias mesas redondas y sus correspondientes sillas acolchonadas.

—¿Tuviste problemas con tu empleada?—rompe el silencio, recordando la mala vista que tuvo Gladys hace unos días de nosotros intercambiando saliva como locos a un lado de los trapeadores.

—Me regaño bastante, pero no le dijo nada a mis padres—conteste, estos días la evito a toda costa cada vez que me la cruzo por la casa, me da muchísima vergüenza saber que me vio trepada toqueteandome con un italiano loco. Sabia que Gladys me veía como una niña que soñaba con hadas y unicornios, lastima que era así hasta anoche que tuve mi primer sueño erótico, y con Ruggero.

Mala influencia ➸ruggarolWhere stories live. Discover now