Almas encadenadas.

83 13 4
                                    

Un escalofrío recorrió la espalda de Annelise, definitivamente habían sido demasiadas emociones para un solo día, necesitaba sentarse un poco, pues la cabeza le daba vueltas y las piernas no le respondían.
Amón por su parte no le quitaba la vista de encima a la joven Amely que lo miraba de una forma desafiante, más en una fracción de segundo un destello en los hermosos ojos de la joven le reveló todo lo que necesitaba saber, con un paso firme se acercó hasta estar frente a ella y recargando su frente en la delicada frente de ella la tomó por la cintura ante la sorpresa de Amely.

—Volverás a mi, te lo aseguro. -dijo el Diablo mayor para después darle un suave beso en la frente.

Amely estaba pasmada por el atrevimiento de aquel diablo sin embargo un sentimiento de calidez se formó en su pecho, nunca había sentido tal cosa por consecuencia sus piernas flaquearon un poco haciéndola perder el equilibrio, sus enormes alas alcanzaron una mesa pequeña llevándola al piso por la fuerza de las mismas, Amon sabia que aquel signo de debilidad el era el Alma de Alice despertando, dio media vuelta acomodó su saco y salió de la habitación.

—Annelise, ven conmigo ¿Quieres? -Ordenó el diablo mayor.

Ella obedeció sin decir una palabra, y camino en silencio detrás de él por algunos minutos, Amón caminaba por el castillo como si fuera su casa, cosa que le hizo pensar que no era la primera vez que el diablo estaba ahí con tanta libertad, terminó por llevarla directamente a un balcón que daba de frente a las costas entre los acantilados, Ahí Adriel miraba perdido el horizonte.

—Adriel, Basta ya de compadecerte... No es propio de un Peincipe del infierno. -Dijo a regañadientes a su hermano.

—Lárgate, déjame solo... maldita sea. -Sollozó Adriel sin mirar a su hermano.

Los brazos de Annelise se aferraron a él por la espalda, logrando sorprénderlo.

—Annelise, Yo, yo se que puedo explicar lo qué pasó, verás yo... -Se trataba de excusar a sí mismo inútilmente Adriel, pues las palabras no salían como él deseaba.

—Lo sé, también te amo. -dijo ella para después besar sus labios con ternura.

—Lamentó interrumpir Tan conmovedora escena, pero creo que tienen espectadores. -Dijo Scarlett que apareció recargada en un muro jugando con un pequeño ser de luz titilante y señaló el balcón del contrafuerte siguiente.

Justo del otro lado lado se encontraba Halía observando desde un ventanal enorme aquella conmovedora escena, había algo en sus ojos. Una mirada que Nadie había notado en ella.

—Catrina... Es agradable verte de nuevo, estuviste tan ausente. -Dijo con una sonrisa en los labios Adriel.

—¿Catrina?, ella se llama Scarlett. -Preguntó algo confundido Annelise.

—Vera su majestad, mi verdadero nombre es Catrina, soy hija de una bruja muy poderosa del tercer infierno, cuando usted nació fui enviada a la tierra para protegerla y a su familia, pues según el horaculo aquella hija del sol con la sangre maldita podrá hundir a este mundo en una eterna oscuridad o liberar a todas las criaturas que en el habitan. -dijo ella tranquilamente.

—Ya veo...  -Dijo por la bajo annelise.

—Además, como sirviente de mi señor Adriel, tengo la encomienda de cuidar celosamente el alma de la joven que está destinada a ser su esposa desde antes de nacer, en esta... y mil vidas.

—¿Destinada?... No, no lo entiendo.

—Yo te explicaré, Nuestras almas y todo aquello que tiene vida pertenece a un ciclo sin fin, pero en el mundo de las almas cuando nuevas almas nacen sin pasado y dispuestas a escribir el futuro de cada una de sus vidas venideras, se les encadena a un alma que igual que ella es un lienzo en blanco, así no importa cuantas veces mueran y que sus memorias mueran y reinicien cada 5 vidas algo en ellas estará latente y se encontrarán siempre por toda la eternidad, él como y donde solo dependerá de ellas mismas... -las palabras de Adriel sonaban tan serias pero a su vez confortantes que Annelise no pudo evitar derramar un par de lagrimas.

—Cometí muchos errores en el pasado Annelise, quise llevarte conmigo una y otra vez, en cada una de tus vidas haciendo pequeños cambios pero el resultado siempre fue el mismo... me quedaba sin ti, debo admitir que cuando supe que tu alma había subido al mundo nuevamente no esperaba que fuera como la Princesa de Lyon, a decir verdad no lo sabía, solo pensé que sería una chica mas del pueblo, fue entonces cuando decidí enviar a Catrina a buscarte y cuidar de ti. No fue hasta que te vi hermosa en ese solsticio supe que eras tú inmediatamente, la desesperación por tenerte se apoderó de mi y entonces cometí el mismo error, y pago las consecuencias.

—Mi señor... -Interrumpio Scarlett.

—Catrina pide una audiencia con Leonel e Isabel. Hay muchas cosas que debemos hablar.

———————————✨

Desde la habitación Halía sentía como la rabia se apoderaba de ella, y la desesperación podría obligarla a cometer una estupidez.

—Calmate... te pones en evidencia -Dijo miguel sentado en un pequeño sofá al final de la habitación.

—Esa estupida niña no puede, no debe arruinar mis planes.

—De no ser por ella habrías desaparecido.

—Me importa poco, su sacrificio no fue más que un movimiento más a mi favor... y no me detendré no ahora que tengo un poco de ventaja. -Dijo Halía moviendo nerviosamente las manos.

—¿Y qué piensas hacer?.

—Lo que sea necesario, así tenga que matar a Leonel y a su preciosa hija.

—Creo que olvidas un pequeño detalle. -Dijo miguel con una sonrisa en los labios mientras se acercaba a ella.

—No te atrevas si quiera a mencionarlo.

—Ella es la única que puede matarte. -Dijo  miguel  en su oido.

Continuará.

"La maldición de la hija del sol" *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora