~Sumergidos~ / DoumaxTu

Capitulo 24

Capítulo Veinticuatro: Escombros.

Mientras el pequeño grupo de cazadores junto a Sanemi se encontraban atentos esperando por la llegada de apoyo, Mizuki caminaba con los nervios a más no poder junto a Douma.

— ¿A dónde iremos?—preguntó la muchacha con un hilo de voz, sentía que cientos de ojos la observaban atentamente.

Douma sonrió curioso y divertido, ver a Mizuki tan preocupada con ese rostro tierno le encantaba.

Así que, aprovechandose del pánico de la joven cazadora juntó su mano con la de ella para entrelazar los dedos.

— A nuestro nuevo hogar—respondió el demonio con las mejillas coloradas, ha estado sonriendo tanto que eso solo inquieta aún más a Mizuki.

— Hoy e-estás exageradamente radiante...

— Claro—sonrió el muchacho—. Voy junto a una bella dama entre las sombras a una nueva vida. No podría ser mejor.

Las mejillas de Mizuki se sonrojaron, no recordaba en qué momento Douma pasó de ser un demonio temible y fuerte a un pequeño cachorro indefenso.

Podría derretirse de la ternura.

— Pero...antes de que comience lo bueno—añadió Douma para luego detener sus pasos.

Las palabras del rubio llamaron la atención de Mizuki, el joven demonio vio de reojo hacia el lugar que alguna vez fue su escondite.

Y, tras un par de segundos. Todo el templo explotó de forma sorpresiva.

Mizuki no pudo evitar asustarse por el fuerte estruendo, así que Douma la abrazó para cubrirla entre sus brazos.

— Ahora—murmuró el demonio—, debemos apresurarnos.

Dicho aquello, el demonio comenzó a correr bajo las sombras sin soltar a Mizuki en algún momento. Sentía que algo sucedía con aquella explosión que Douma no le ha querido decir. Pero, no era momento de dudar. Sí lo hace, la vida del rubio estaría en peligro.

Ahora que corrían a prisa, y ante la posible idea de que Douma sea descubierto, Mizuki llevó su mano hacia donde suele llevar su katana para prepararse en caso de que ambos sean descubiertos.

Sería capaz de luchar contra el mundo con tal de mantenerlo a salvo.

Pero, para su sorpresa aquella katana no se encontraba en su lugar.

Se sintió confundida y sorprendida al notar la ausencia de su fiel amiga. Pero, ya nada puede hacer ante aquello. No hay forma de que vuelvan en su búsqueda.

Mientras tanto, junto a Sanemi y los cazadores.

— ¡¿Qué fue eso?!—gritó alarmante el cazador con cabeza de jabalí, es primera vez que escuchaba algo tan potente.

— ¿Hermano...?—la voz preocupada de Genya llamó la atención de los muchachos, el pilar de cabello gris sospechaba de donde podría venir tal fuerte ruido.

— Mizuki—murmuró el pilar con la voz perdida.

Dicho aquello, chasqueó su lengua para luego correr con toda prisa siguiendo el camino que habían tomado para alejarse de aquel templo.

Maldijo tantas veces mientras corría que sus manos comenzaban a temblar, su mandíbula estaba tensa al sospechar tanto sobre lo que podría haber sucedido.

El tiempo parecía pesar sobre sus piernas, los arbustos ya eran en sí una gran molestia. Hasta que, llegó al punto en donde Mizuki se encontraba presa.