•Día 13•

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Hoy no había dormido mucho, de nuevo, pero esta vez sí que me había esforzado por levantarme y ducharme, porque hoy era ese día de la semana. Ese día en el que todos estaban de acuerdo en que si yo no hacía algo por cuenta propia me obligaban a hacerlo. ¿Esto no era coerción? Dejándome otra vez como una muñeca sin poder de protesta alguna porque aún era muy débil para hacer algo.

Después de que subiera MiYoung y se diera cuenta de que estaba casi lista para mi terapia de grupo. Me abrazó y me dijo que eso era un paso adelante. ¿Paso adelante? Bufé en mi cabeza. Solo no quería que me hicieran lo mismo esta semana, cooperar era más fácil que recibir inyecciones y ser obligada a ducharme con varios ojos puestos en mí.

Mi Young me ayudo a sentarme en el porche, donde había una banca en la que siempre me tocaba esperar mi carruaje que me llevaría a la terapia de grupo. Que, aunque no me gustaba para nada ir, era lo mejor, según la opinión de mi familia. Era una ridiculez a mi parecer porque yo solo iba a sentarme y escuchar como otros hablaban de sus pérdidas, de sus dificultades. Quienes iban, solía balbucear más que hablar, siempre eran un mar de lágrimas, llorando por el "qué hubiera pasado sí...", por las cosas que habrían cambiado, por las decisiones equivocadas, y por todo el sufrimiento que llevaban en sus hombros. Yo, sin embargo, solo me sentaba y los escuchaba, siempre me instaba a hablar la terapeuta, pero yo no decía nada, me negaba. Yo no me arrepentía por las decisiones que había tomado, debía ser otra persona la que se sintiera mal por lo que había pasado esa noche, que pena que había muerto en el accidente. Lo hubiera confrontado y tal vez, hasta haberle hecho muchos comentarios hirientes, esto que me había pasado era su culpa, no la mía. Eso lo tenía en claro.

Después de esperar unos minutos, que se sentían eternos, Mi Young regresó, y me ayudó a subir en la parte trasera del auto de mi madre.

—Yo no iré con ustedes. —Me avisó Mi, yo solo asentí. Ella me acomodó y me puso el peluche que siempre llevaba conmigo, el mismo que me daba consuelo, pero también me recordaba mis perdidas.

Cuando mi madre subió y se acomodó de mi lado derecho, y el chofer estaba en el lado del piloto, el auto se empezó a mover. Lentamente porque estábamos en una zona de poca velocidad, fue cuando pasamos las calles que nos llevaría a una gran avenida, que la velocidad se incrementó. Abracé mi peluche, pero en algún punto, la sensación de claustrofobia fue yéndose poco a poco. Eso sí que era un "paso adelante".

Al cabo de un rato, la mano cálida de mi madre sobre la mía me distrajo de mis pensamientos un poco impulsivos, ella la apretó y la miré, me sonrió, pero su sonrisa era vacía, porque sabía que estaba preocupada por mí, había estado conmigo desde el accidente, en el hospital, luego en casa y todas las veces que regresé al hospital. Era una buena mamá, pero yo no quería su afecto, o sus cuidados, o sus sonrisas falsas que intentaban tranquilizarme, deseaba que me dejara en paz, o más bien que cualquiera lo hiciera.

—Ya vamos a llegar, hija.

—Lo sé. —Respondí secamente mientras retiraba mi mano que estaba debajo de la de mi madre. Puse mis manos en los bolsillos de mi sudadera, y viendo la ciudad.

Salir cada semana de la casa en la que vivía, solía ser difícil, dependía mucho de mi estado de alerta. Había días en los que estar en el coche me ponía a temblar o sufría claustrofobia, en el menor de los casos, porque cuando sufría un ataque de pánico yo simplemente ni siquiera podía acercarme al automóvil de mi madre. O cuando nos tocaba el tráfico y los sonidos de claxon me inducían estrés postraumático, dejándome como piedra en mi lugar, pero en mi interior era el caos mismo.

¿La única forma de ya no sentir esto era dejar de existir?

Los medicamentos me dejaban anestesiada, pero dormir era un infierno, las pesadillas no dejaban de perseguirme, nada de esa noche dejaba de perseguirme.

Así que otra vez lo intenté, abrí el seguro siendo discreta, cuando la velocidad del coche iba por 60 k/h y estábamos en el carril de en medio abrí la puerta y me aventé a la avenida que estaba llena de coches yendo a la misma velocidad que el de mi madre.

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Es más complicado de lo que creí eso de actualizar a diario o por lo menos cada dos días. Solo prometeré ser más constante.

Publicado: 05/07/2020

Editada: 28/02/2021

Trauma Kim Namjoon [TERMINADA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora