IV

624 55 17
                                    

   Debido al tiempo que dispongo normalmente, el desayuno no es una prioridad, ni siquiera existe en mi plan de alimentación pero esta vez es diferente. Desperté más temprano de lo normal, supongo que se trataba de mis nervios. Me levanté, hice mis necesidades —entre ello cepillar mis dientes y bañarme— y me cambié pero, al revisar la hora, me di cuenta de que faltaba más de una hora para asistir.

   Entonces, aproveché el tiempo. En un par de minutos puse a hervir agua para preparar algo de té y mientras tanto, revolvía el refrigerador con la idea de buscar algo. Y con lo que encontré, me hice un tostado.

   Cuando todo estaba listo, puesto en la mesa donde normalmente desayunamos, me senté y al instante de probar un sorbo de mi bebida, Sasuke apareció por la entrada.

   Lo observé con atención porque no todos los días ves a tu hermano recién despierto, o por lo menos no era normal para mí. Frotó sus ojos con un puño y comenzó a recorrer el lugar como si quisiera identificarlo. Pasó su mano por la mesada y la cocina que se encontraba a la izquierda, ocupando toda la pared junto al refrigerador. Luego, comenzó a husmear por la alacena de arriba. Finalmente, se dirigió a la ventana que se encontraba al frente de él, al lado del refrigerador y vino hasta la mesa, sentándose justo en el lugar de Izumi, al frente mío.

— Si quieres, puedes tomar una de las tazas y prepararte té o café o lo que te apetezca... — Le dije intentando animarle.

— Está bien, por ahora no tengo hambre — Respondió. Adoptó una posición pensativa y ahí se mantuvo, mirándome mientras comía.

— ¿Aún estás enojado conmigo? — Le pregunté.

— No, no tiene sentido estar así después de todo. Solo me generó desconcierto la impresión que tuve de ti. No es así como te recordaba.

   Aquello me tomó por sorpresa. Intenté no mostrar alguna emoción que le haga pensar algo diferente porque no deseaba problemas. Recién nos habíamos vuelto a ver.

— Bueno... Supongo que te entiendo. Me sucedió lo mismo contigo. Fue un golpe bastante fuerte verte otra vez.

— ¿Por qué? — Preguntó ahora algo intrigado, sin embargo notaba cierta molestia en él.

— Supongo que estoy apegado a esa imagen de mi lindo y pequeño Sasuke que ahora ya está grande y no existe más.

   Sus mejillas se tornaron rojas de forma inmediata. No me habló de nada más. Volvió a sumirse en pensamientos. Y como era de esperarse, pronto apareció mi esposa. Traía puesto uno de sus camisones de color celeste pastel al igual que sus pantuflas. Curiosamente combinaban con la remera de Sasuke.

   Izumi emocionada y con mucha alegría, corrió hasta mí y me abrazó, rodeando mi cuello con sus brazos. Apoyó su cabeza sobre la mía y comenzó a sonreírle a Sasuke. Era tan raro y desconocido para mi verla irradiar toda esa energía y felicidad.

— Bueno, ahora que por fin estamos reunidos como corresponde — Dio inicio a su monólogo mientras acariciaba uno de mis mechones de cabello —. ¡Te damos la bienvenida, Sasuke! — Pronunció con una alegría extremadamente melosa —. Espero que puedas acoplarte a este nuevo hogar y que te sientas como en casa. Itachi y yo prometemos no darte tanto trabajo y molestia, así que... ¡Eres libre de hacer lo que quieras!

   Al terminar, me brindó pequeños besos al rededor de mi rostro y varias caricias en el mentón. No era su costumbre demostrar cariño de esa forma y menos, tan seguido. Me sentí de alguna forma hipnotizado y simplemente me dejé llevar por su cariño. Este tipo de acciones que aparecen por sorpresa me ponen bobo, idiota.

   Hasta que me percaté de que Sasuke era espectador de este extraño suceso entonces, lo vi de reojo.

   Su rostro ni siquiera se inmutó. No le causó algún sentimiento positivo vernos de esta forma pero, tampoco supe descifrar si algo le pareció mal, desubicado o fuera de lugar. Lo cierto es que su mirada cortaba como un cristal roto bien afilado. Era algo especial, podía ver fuego brotar desde esa profundidad oscura. Era sumamente anormal y, me daba más miedo de lo que creía. Pensé que me quemaría en cualquier instante. 

   Entonces, como si Izumi hubiese entendido lo que sucedía, me soltó porque ya era hora de que yo ingrese al trabajo. Podía llegar bien en auto pero a ella particularmente no le gustaba la impuntualidad. Y solo se retiró, yendo directo hacia nuestra habitación o eso parecía

   Sasuke hizo lo mismo. Y murmuró un "gracias" casi inaudible. Yo tuve que irme. Todo el día este asunto revoloteó en mi cabeza. Solo quiero pensar que en realidad yo imaginé esa sensación.

×××××××××××××

Holis, ¿Cómo están? uwu

Actualizo muy seguido. Disculpen XD es que ando con mucha inspiración. De hecho hoy termine el que sigue de este y tal vez escriba otro más. Así que supongo que a medida que escriba otro, iré actualizando. También modifiqué algo de la descripción para que se den una idea.

Así que eso uwu espero que lo disfruten. Aún no vamos ni por la mitad del asunto, jejeje...

Rosa Pastel [ItaSasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora