Corazones Cruzados || TC / IT / BM ||

" Lion Hearts "

★︎ TodoCamie ★︎

◈ ◈ ◈

Y ahí estaba él, mirando el número en la pantalla de su celular, teniendo un debate mental; quería llamarla y decirle como habían estado las cosas de su parte, quería decirle que todo había sido por exigencias de su padre, pero, tampoco tenía el valor.

Su pie derecho se movía inquieto por debajo de la mesa, al igual que sus dedos golpeaban la mesa rítmicamente. Al cabo de unos segundos más, soltó un pesado suspiró, resignandose, bloqueo su celular y lo lanzó dentro de un cajón del escritorio el cuál cerró con fuerza por su ira contenida.

Y para su mayor desgracia, la puerta de su oficina se abrió dejando a ver a la persona que más odiaba en su vida y que por desgracia era su padre, Enji Todoroki. A penas lo vio cruzar el marco, le dedicó una profunda mirada de odio; algo que el mayor ignoró, sin verse ni un poco afectado.

—Es extraño que vengas tú en lugar de tu mensajero, debe ser importante —habló con cinismo en su voz, tomando una firme postura aun sentado en su silla.

—Tienes suerte de que los señores Utsushimi te hayan dado una segunda oportunidad para ver a su hija —habló sin más que frialdad e indiferencia en su voz, compartiendo una mirada retadora—. Más te vale no dejarla plantada otra vez —el imponente hombre salió tan pronto como llegó.

Una vez la puerta estuvo cerrada, soltó otro suspiró. Se levantó de su silla y caminó hasta pararse delante del gran ventanal de su oficina, mirando hacia la nada.

Era mejor que se resignara, después de lo que le hizo, no merecía el perdón de Momo.

◈ ◈ ◈

—Vaya, vaya. No creí que mi prometido fuera alguien tan guapo.

No se lo esperaba, su prometida, Camie Utsushimi, era su vieja compañera de la universidad, nunca habían cruzado palabras pero la recordaba perfectamente, era la chica más popular, pero, esa primera vez que convivio con ella sintió que no se acercaba ni un poco a lo que Momo era, Camie Utsushimi era completamente diferente a lo que esperaba de una mujer de alta categoría, parecía una de esas niñas ricas, mimadas e inmaduras, pero, ya estaba ahí, no podría irse sin más.

Su primer encuentro fue en el restaurante más lujoso de Japón, su padre había hecho la reservación ahí, la noche se basó en largas charlas de parte de la chica; pláticas que fingía escuchar. Esa noche volvió a su apartamento más cansado de lo habitual luego de haberla llevado a la mansión Utsushimi. Inclusive, saber que aún vivía con sus padres siendo adulta, le dejaba claro el tipo de chica que era, no obstante, algo inesperado paso en su tercera cena como prometidos.

—Todoroki-san, ¿Usted está de acuerdo con este compromiso?.

Aquella pregunta lo dislocó por completo; estaban hablando de viejos recuerdos de la universidad, y de repente cambia de tema a algo que no se imaginó.

—Sí —dudó y no pasó desapercibido por la chica delante suyo—, ¿Por qué lo cuestionas tan de repente?.

—Tal vez parece que soy una de esas rubias tontas, pero, me he dado cuenta de que su mente está en otro lado cada vez que nos vemos —sobre sus amargas palabras, dio un sorbo a su vino rojo de manera elegante y refinada, aunque su comportamiento era infantil tenía buenos modales.

—Perdona, no quería ofenderte —suspiró rendido; no creyó que fuera tan obvio—. Es sólo que... —no estaba seguro de si debía decirlo, pero Camie lo veía fijamente obligándolo a continuar— hubo una chica a quien amaba y tuve que dejar.