27 de diciembre de 2018 (Parte 3)

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Llegamos a la casa y, para mi sorpresa, no está mi suegra sola con las niñas. Mi cuñado y su mujer también están aquí. (¡Qué bien sienta ese "mi"!) Acabó siendo una comida totalmente familiar.

   Son una familia muy agradable y en seguida me hicieron una más. Y Amelia... Amelia está tan feliz que quiero quedarme a vivir en este momento para siempre.

   De repente, nuestras miradas chocan, me acaricia el muslo por debajo de la mesa y yo me contesto con una sonrisa.

- Nuera, ¿me ayudas? - salgo de mi trance y me acerco a la cocina - ¿Puedo hablar contigo?

- ¡Sí, claro!

- Amelia me ha contado todo lo que has hecho por ella. Realmente me parece increíble que siendo tan joven tengas esos sentimientos tan bonitos por mi hija...

- Su hija es muy fácil de amar

- Por favor, tutéame - asiento - Mi hija también es muy frágil, por eso agradezco que se hayan encontrado en las circunstancias que fueran en el pasado y se hayan reencontrado para vivir esta historia tan bonita - yo estoy aguantando las lágrimas, pero me abraza y no aguanto mucho más.

- ¿Mam...? ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?

- Nada, hija. Secretos de familia política. Me voy a llevar esto para fuera.

- ¡Hey, amor! ¿Qué pasa?

- Pasa que te amo como a nadie y te voy a intentar hacer feliz siempre.

- Bueno, con estar ahora mismo aquí contigo y mi familia ya me lo haces - me besa y me termina de quitar las lágrimas - ¡Vamos! Es obligatorio pobrar el postre de mi madre.

- ¿Cuál de los dos? - levanto las cejas, me da en el brazo y empieza a reírse.

- ¡Qué rápido se te pasó!

- ¿El qué? - se ríe de nuevo.

- Boba- salimos de la cocina y se hace el silencio - ¿Qué...? ¿Qué haces aquí? - le acaricio la espalda para que se relaje, no hay necesidad de ponerse tensa.

- No sabía que estabas aquí, vine a dejarle los regalos a Davinia y me iba.

- Pues ya puedes irte y, por favor, no vuelvas a pisar esta casa.

- ¿Me dejaste por ella? ¿Por una niña? ¡INCREÍBLE! - mi cuñado, Alejandro, está detrás nuestra por si acaso.

- ¡VETE AHORA MISMO O LLAMO A LA POLICÍA! - tengo que agarrarla de la cintura para que no vaya contra con él - ¡QUÉ TE LARGUES!

- ¡PUTA GUAR..! - no termina de decirlo y yo ya le estoy pegando un puñetazo en la cara y Alejandro se había movido a mi lado.

- La próxima vez que se te ocurra insultar a alguien de esta familia, no tendré tanta piedad. Sal de esta casa y llévate tus mierdas de regalo. Y antes de que digas nada, me importa una mierda en lo que trabajes o el cargo que tengas, no voy a permitir que insultes a MI mujer - queda feo pero tengo que hacer énfasis en el posesivo para que le quedara claro.

- Bolleras de mierda... - Alejandro lo saca a rastras y yo le tiro los regalos desde la puerta.

  Me giro y voy a abrazar a Amelia que está temblando de rabia entre su madre y su cuñada. Las niñas están encerradas en un cuarto.

- Hija, lo siento... Dijo que era el cartero.

- No es tu culpa, mamá - la abraza. - Me voy al baño un momento.

  La veo irse y los demás me hacen una seña para que la siga.

- Ve con ella, hija. Nosotros vamos con las niñas.

La Maestra y La (no) Alumna Where stories live. Discover now