Fromage

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Nota: Lamento la demora en el capítulo y que solo haya sido uno en éste mes, la verdad he tenido bastantes recaidas con mi enfermedad (tengo trastorno de pánico, depresión, ansiedad y TOC para aquellos que no estaban al tanto) así que no ha sido un tiempo muy bueno para mí, se que no es excusa, y la verdad soy muy perfeccionista en cuánto a mis plazos pero éste mes simplemente no pude, espero que entiendan, él capítulo es inusualmente corto y la verdad creo que no estoy muy satisfecha con él, pero fue lo máximo que pude hacer, espero aún tener el toque, sin más, les dejo disfrutar:



Acto VIII: Fromage

Parte 3: De reacciones inesperadas.



Los ojos azules de Vinda se veían perdidos, a su lado, su hija se veía increíblemente incómoda ante el inesperado invitado. Desde la vista a la familia Lecter, su madre permaneció a la deriva, yendo y viniendo por la mansión familiar como un fantasma sin rumbo, el invitado, alguien a quien nunca vio pero conocía de sobra, les sonreía falsamente mientras bebía una taza de café.

—Creo que ésta conversación sería mucho más conveniente si solo la tuviera con tu madre, señorita— señaló en invitado de manera poco cortés, la mujer más joven entrecerró los ojos con irritación.

—Ésto no es sobre lo que usted quiera, Sr. Dumbledore— casi escupió el apellido del hombre —Mi madre no puede hablar y yo me he convertido en su guardián— dijo al fin, el viejo mago frente a ella la miró sorprendido para luego mirar a Vinda con horror, personas que no hablaran en el mundo mágico eran pocas y prácticamente significaba que estaban muertas pues, para la mayoría de los magos era necesario vocalizar los hechizos.

Fue por éso que había quedado tan traumatizada luego de la visita a la casa Lecter, tras castigarla con ése horrible hechizo que le cortaba la lengua; un hechizo solo utilizado en los traidores, Vinda no fue la misma desde ése día, su hija sabía de las pequeñas cosas que le había mostrado aquél niño, sabía que se trataba de su antiguo señor, pero no pensó mirar más allá, no pensaba pedir memorias y mucho menos ingresar a una mente tan caótica como la de su madre. Menos aún aún con la naciente demencia originada tras el trauma.

—Pero...¿Cómo ha pasado éso? ¿Qué le ocurrió?— preguntó sorprendido, aún sin creérselo del todo, Vinda continuaba mirando con concentración un florero que se encontraba a un lado de la habitación, sus ojos se veían perdidos a pesar de todo.

—Ofendió a quien no debía—respondió con amargura —Mi madre podía ser muy impetuosa y creía que si invocaba el nombre de su antiguo señor obtendría lo que quería, como siempre lo había hecho... — la mujer reprimió un escalofrío —Jamás sospechó que alguien tan bello podría ser tan mortal— murmuró a la nada.

Dumbledore dirigía su mirada de una a la otra, pensando que eran unas completas lunáticas, fue una total pérdida de tiempo haber conseguido un traslador ilegal para viajar a América y busca la ayuda (u obligar) a Vinda para que lo ayudara en la búsqueda de Harry. Era imperativo que el niño volviera, tenía un destino que cumplir y él se encargaría, por las buenas o por las malas de hacérselo saber.

Maldita sea, suspiró mientras se masajeaba las sienes, entonces buscó el recorte de un periódico entre su túnica.

—Vine aquí por que necesitaba su ayuda. Sabía que Vinda era experta en hechizos de rastreo, es para ayuda a la causa— trato de explicarse Dumbledore, pero ni siquiera había terminado de hablar cuando Lissanna ya había negado con la cabeza.

—¿Qué causa? ¡El señor oscuro ya murió! Lo mataron, y mi madre tampoco puede hacer magia— el viejo mago apretó los labios con fuerza, no se iría de allí a menos que supiera dónde estaba el maldito chico y si debía obligar a ésa estúpida mujer a hacerlo, lo haría.

MetamorfosisWhere stories live. Discover now