1

5K 235 26
                                    

La Rafi empuja la silla de ruedas por el pasillo, hemos discutido en el coche y ahora no me habla, ¿pero qué culpa tengo yo de no poder controlar mi mal humor? Igual debería hacerlo, sí. Pero igual también debería haber controlado el coche aquel conductor que me arroyó de la moto, pero claro no podemos luchar contra lo inevitable. Noemí se cansa de decírmelo en nuestras sesiones de fisioterapia, pero yo sigo muy cabreada con todos y no sé como dejar de estarlo. De ella ha sido esta estúpida idea, deporte. Con lo a gusto que estoy en casa cagándome en todo y todos mientras veo cualquier programa de reformar o de cocina. Llegamos a una puerta y al abrirla tengo ante mí una cancha de baloncesto, el ruido es bastante ensordecedor, balones botando, gente gritando, zapatillas chirriando por el parquet. Me fijo en el grupo del fondo, unas diez chicas todas en sillas de ruedas como yo, genial voy a estar con un grupo de marginadas e inválidas, que bien Reche. La Rafi se acerca a ellas y literalmente me aparca ahí, está muy cabreada y con razón.

- Quédate aquí mientras hablo con la entrenadora. – dice borde.

- Como si pudiera salir de aquí por mi propio pie. – contestó aún más borde y me echa una mirada asesina, estoy tensando la cuerda hasta el límite.

La Rafi se acerca a una chica en silla de ruedas, no la veo del todo bien, pero parece guapa. Le sonríe y mira hacia mí, mierda me ha pillado mirándola. La chica sigue hablando con mi madre, asiente un par de veces y le dice algo a modo de despedida. Ahora me puedo fijar un poco más en ella y si es muy guapa, morena y aunque va en silla de ruedas es claramente más alta que yo, lleva las manos tatuadas y un séptum en la nariz.

- Te dejo con el grupo hija. – dice mi madre algo mas calmada – Natalia me ha dicho que ahora te presenta al resto. – Natalia vaya pues el nombre le pega – Te recojo en un par de horas, pásalo bien. – Espera, ¿un par de horas? Ni de coña.

- Mamá en serio... – Voy a volver a quejarme, pero no me deja y se aleja de allí. Joder.

Me cruzo de brazos y bufo, mi mal humor sigue aumentando, encima varios ojos ya se han ido fijando en mí y me apetece cero ponerme a hacer presentaciones. Saco mi móvil y le escribo a mi hermana, igual ella me pueda rescatar, como respuesta obtengo un "Te jodes por cabrear a la Rafi", ten familia para esto.

- Bueno chicas, bienvenidas al equipo. – Natalia se acerca hasta el grupo con la silla, se mueve con facilidad. – Algunas ya estuvisteis el año pasado y otras os estrenáis este año, así que creo que lo mejor es comenzar con una pequeña presentación – De puta madre – Me llamo Natalia Lacunza, soy la entrenadora des este equipo desde hace dos años, y sí estoy parapléjica desde hace cinco. – ¿Cinco? Pero si no tendrá más de veinte años – Tengo veintidós años – Dice mirándome a mí como si me hubiera leído la mente – Y me quedé cuando mis padres y yo tuvimos un accidente de coche, la peor parada fui yo. – La facilidad con la que habla de su lesión me sorprenden y termino prestándole toda mi atención – El equipo lo montó una buena amiga que por desgracia ya no está, pero en recuerdo de ella decidí seguir llevándolo yo. Y bueno ahora que ya me conocéis empecemos a presentarnos el resto.

Una a una las chicas de mi alrededor van contando sus historias, alguna como yo han sufrido accidentes de moto o coche, otras accidentes de trabajo, pero todas parecen ser capaces de hablar del tema no como yo claro. Centrada en mis pensamientos no me doy cuenta de que es mi turno, genial Reche ahora todas te miran.

- ¿Cómo te llamas? – Me pregunta la morena con los ojos fijos en mi y que ojos.

- Pues... – Venga habla como si no fueras idiota – Me llamo Alba Reche y sufrí un accidente de moto, estoy aquí porque me ha obligado mi fisio y no, no me apetece nada ser amiga de nadie o fingir que me lo paso bien jugando a la pelotita en mi silla de ruedas. – Y todo el malhumor de la Reche sale a flote, muy bonito Alba.

VEINTIUNOOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz