67. Jóvenes Eternamente.

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Emma

No veía absolutamente nada. Sentía el pecho de Marco pegado a mi espalda, y una de sus manos en mi cintura mientras avanzábamos lentamente. No tenía ni idea de lo que había preparado pero podía notar sus nervios. 

Comenzamos a pisar un terreno más blando, así que deduje que estaríamos en la playa. Echaba muchísimo de menos bañarme en la playa, no veía la hora de sacar el bikini de la maleta y disfrutar del sol y el agua. 

-¿Estás preparada? - susurró en mi oído. 

-Estoy preparada para todo si es contigo. 

Depositó un beso en mi mejilla y se alejó de mí. 

-Puedes quitarte el pañuelo cuando quieras, cariño. 

Sonreí, me encantaba cuando me llamaba así. Respiré hondo antes de quitarme la venda y llevarme las manos a la boca. Aquel escenario parecía sacado de una película. Una pérgola blanca con luces iluminaba la arena y el mar. Un montón de pétalos en el suelo formaban una M y una E junto a un pequeño corazón, y en medio una mesa con un farolillo, un bolígrafo y un trozo de papel. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Había hablado tantas veces con Marco sobre cómo sería lanzar uno de esos farolillo al aire, incluso una vez llegamos a buscar en qué sitios se hacía y cuál era la tradición. 

Me giré para abrazarle y darle las gracias por todo. No creí lo que estaba viendo. Tenía una rodilla apoyada en la arena, y la otra flexionada, sus ojos brillaban y a mí se me olvidó cómo se respiraba. 

-Emma - en cuanto pronunció mi nombre, las lágrimas no se detuvieron, decidieron salir libremente sin ningún miedo. - Eres la persona más fuerte que he conocido nunca, hemos pasado momento difíciles, no ha sido fácil llegar aquí. Pero lo hemos conseguido porque estábamos juntos, porque tú estabas ahí para levantarme siempre que caía, o cuando estaba apunto de hacerlo. Eres parte de mi vida - sacudió la cabeza y rió con sorna. - No, eres mi vida entera. Quiero pasar el resto de mis días contigo, hacer de nuestra vida una aventura y vivir como si fuera el último día. Emma García Parker ¿quieres casarte conmigo? 

Sorbí por la nariz, estaba llorando como una magdalena y las palabras no salían de mi boca. Sacó una pequeña cajita de su bolsillo y la abrió dejándome ver uno de los anillos más bonitos que jamás había visto. 

-Quiero pasar cada segundo de mi vida contigo. 

No sé de dónde salieron esas palabras, pero las dije, y nunca me arrepentiré de ello. Cogí una de sus manos y le ayudé a levantarse. Cogió mi cara entre sus manos y nos besamos. Le quería, muchísimo y estaba dispuesto a demostrárselo de todas las maneras posibles. 

-Hagamos eso que tantas veces has soñado - me agarró de la mano y me condujo hasta la mesa. 

Partió el folio por la mitad dándome un trazo a mí y el otro se lo quedó él. Ni si quiera tenía que pensar el deseo que quería pedir, llevaba en mi cabeza bastantes meses y lucharía para que se cumpliera. 

Jamás se me olvidaría aquel día, la manera en la que Marco me miraba, cómo me temblaban las manos de los nervios y lo feliz que me sentía. Nunca me había sentido tan llena de amor. Una vez que el farolillo se fundió con las demás estrellas del cielo escuchamos unos aplausos a nuestras espaldas. 

No lo dudé, corrí hasta Carla y la abracé lo más fuerte que pude. Mi compañera de batallas, de vida. Nos habíamos enfrentado a tantas cosas que sería incapaz de enumerarlas, pero solo importaba una cosa. Ambas éramos felices y nadie nos podía quitar aquello. 

-Enhorabuena, no te imaginas lo mucho que estaba deseando que ocurriera todo esto. - Me susurró al oído. 

-Un momento, ¿tú lo sabías? - Puso su cara bonita de no haber roto un plano en su vida y se encogió de hombros. 

Mentiras. // Marco Asensio //Where stories live. Discover now