28.- Amor.

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Chenle miraba un punto fijo sin expresión alguna. Un mal presentimiento le había llegado hasta la cabeza y eso hizo que se preocupase más de lo que debería. ¿Qué estará pasando en la tierra?

—Hey— Lo llamó Jungkook por segunda vez —¡Chenle!— Exclamó suavemente ganándose la atención del chico.

—Ehh... ¿Y-Ya llegaste?— Se arrepintió de sus palabras pero ya era tarde. Estúpido se debió ver la preguntar tal cosa, era obvio que ya había llegado si lo estaba observando con sus propios ojos.

—Sí—El peli negro se sentó en la cama a un lado de Chenle —Sabes, aquí conseguí el camino hasta las tierras de Leviatán— Le entregó un pergamino. Chenle y su demonio habían acordado en que sería mejor irse lo más pronto posible hacía su territorio, pero para conseguir eso, tuvieron que pedirle ayuda a Jungkook —Y... ¿Qué te pasa?— No quería ser muy entrometido, pero se dió cuenta del viaje de Chenle hacia un mundo paralelo en sus pensamientos.

—Uh, nada— Mintió, no quería llenar de más cosas al único chico que los estaba ayudando, menos si eran problemas personales.

—Oh vamos, te pasa algo y lo sabes. Cuéntame.

Jungkook se levantó y fue hacia el mini refrigerador de la habitación para empezar a sacar una botella de vino.

Chenle lo veía fijamente. Si tuviera la vida del peli negro... ¿No tendría tantos problemas? ¿Por qué se veía tan relajado mientras que Chenle solo pensaba que medio infierno quería su cabeza? Estaba molesto, y eso había empezado a recaer sobre Jungkook. ¿Por qué ese chico tenía una vida tan perfecta? Un bar, amigo de todo el mundo, simpático, hermoso...

Quería esa vida, donde no traía ningún defecto y solo quedaba disfrutarla... ¿Por qué la suya no podía ser así? Tenía que sufrir día a día.

Y todo por culpa del pecado, aquel que hacia querer todo, y que por esa misma razón, no tenía absolutamente nada.

Se levantó también y fue caminando lentamente hacia el chico, Leviatán lo había tomado por completo y ya no comprendía sus acciones.

No pensaba, solo se movía sin poder hacer nada. Llegó justo a la espalda del chico y sacó una daga que él mismo le había dado.

—Si me vas a matar, que yo no me dé cuenta— Habló el peli negro sin voltear. Chenle quedó estático y volvió en sí dándose cuenta de lo que había intentando por un momento hacer.

Soltó el arma y cayó de rodillas al piso. Por eso es que estaba solo, que nadie lo quería y que pocas personas se acercaban a él. ¿Quién quisiera alguien que los apuñale por la espalda?

—Soy... Una horrible persona— Susurró para sí mismo.

—No te sientas mal por eso, es culpa de Leviatán, intentó eso comnigo mismo muchas veces, sigo vivo por suerte— Jungkook recordó las múltiples veces que se despertaba a media noche y estaba el demonio encima de él intentado hacer un acto de homicidio, pero que al final, siempre se retractaba.

La puerta se abrió y un pajarito coló rojo entró en la sala. En el infierno, eso se usaba como medio de comunicación para enviar un mensaje a distancia. El animal se acercó a Jungkook y le susurró algo en el oído para luego desaparecer.

El chico soltó una de las copas de vino haciendo un desastre en el suelo. Chenle se levantó alarmado pues por la expresión del chico, era algo malo.

—¿Qué pasó?

—A-Alguien quiere hablar contigo— Pronunció con duda mirando a la puerta abierta. Eso era más que imposible pues absolutamente nadie sabía que Chenle se quedaba a su bar. Nadie...

Los 7 Príncipes del Infierno (Jichen, Markhyuck, Nominren)Where stories live. Discover now