Capítulo 31

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Es el cuarto día en Chicago y las cosas no podrían ir mejor, hemos salido mucho últimamente, y llegamos realmente tarde en ocasiones, pero siempre la pasamos bien y es lo que más nos importa en estas vacaciones. Ashley acaba de salir por la puerta como un pingüino, una blusa de algodón debajo de una chaqueta de lana con cuello vuelto color melocotón y botines de piel aterciopelada de ante negras. A pesar de su estilo de atuendo yo solo uso un jersey estilo retro de lana con cuello redondo y mis pantalones de mezclilla. Son las siete de la noche y saldremos a pasear, ya saben, para conocer el exterior, solo vamos al centro de la ciudad y mi padre siempre se asegura de saber dónde cuando y como estamos, nos ayuda con el transporte y se asegura que estemos bien.

Esperaba a mi novia en el sofá de Susan junto con mi padre, quien degustaba una taza de café mientras leía el periódico.

Ashley sale y yo me levanto, y con la mano me despido de mi padre quien me detiene un segundo.

— Al final estarás fuera todo el día, ¿verdad? - Le pregunto después de voltear la mirada.

Tomo las llaves, mi chaqueta de mezclilla con forro de lana y el bolso de Ash, listo para salir por la puerta.

— Sí.- Él ya conoce la ciudad. Trabaja en una empresa de inversiones y es a lo que le dedica tanto tiempo.- tengo que supervisar unas propiedades en las que está invirtiendo Susan, pero me gustaría cenar con ustedes esta noche si están libres. Saldré con Susan luego a tomar algo antes en el bar de la esquina y luego ir a un italiano, con ustedes. Me han dicho que hay uno muy bueno cerca de aquí.

— Me parece genial, papá, no creo que Ashley tenga nada esta noche.- La miro y ella niega con la cabeza. Me alegro porque hace tiempo que no salimos a comer.- Llámame si necesitas algo y, si no, nos vemos luego.

Me mira como si fuera a decirme algo, pero se lo piensa mejor y nos sonríe a ambos.

Hace frío en la calle, pero no lo suficiente para que llegue a nevar. Paseamos por las tiendas y cafeterías del centro, pegados el uno al otro. No hay nada mejor que salir de casa por vacaciones, lo cual me recuerda que tengo que hacer una llamada con mi madre, quien insiste en saber que sucede con mi padre y su novia, que hacen, que dicen, si me ha hablado de ella. Sé que quiere fingir que nada de esto le afecta pero el hecho de que el único tema del que prefiere hablar sea sobre Susan, dice mucho del rencor que le sigue guardando a su exmarido.

La situación se ha vuelto un tanto cansina e intento evitarla a toda costa.

— ¿Te apetece un chocolate caliente? -le pregunto a mi novia, mientras me refugio en su cuello.

Ella se pone nerviosa y se separa de un golpe, me río y ella vuelve a tomarme del brazo. Hace demasiado frío para andar separados.-Claro que sí.

— Tendremos al menos dos horas antes de ir a casa. Papá nos espera, dice que quiere hablar con nosotros.

— Te propongo algo. Empecemos por el chocolate caliente y veamos adónde nos lleva la noche. ¿Le parece bien, cariño?

— Me parece perfecto.

***

Estamos en una pequeña tienda-Bar y déjenme preguntarles ¿qué es mejor que el vino? Queso y chocolate para acompañarlo, al principio pensé, que asqueroso debe saber eso, pero es totalmente delicioso e irresistible la cantidad de chocolate que se encuentra aquí. Ubicada en el corazón de Union Square, en el centro de la ciudad, esta sala de vinos informal y acogedora de 55 asientos ofrece más de 150 vinos por botella, casi 50 por copa, junto con una selección de trufas y barras de chocolate hechas a mano a nivel internacional y local. Las parejas se sienten especialmente atraídas por el espacio y sus ofertas, que incluyen el «Eno Experience 'Taster», completo con quesos rotativos, charcutería, aceitunas y pan Boudin. Ashley degusta su chocolate caliente acompañado de un paquete de gomitas de colores, trufas y galletas, yo me limito a observarla, Apoyo el codo en la mesa y la barbilla en la mano, bebo de la taza de café que descansa sobre la mesa y la dejo de nuevo en el mismo sitio, ella no se percata, pero su presencia hace que sienta mariposas en mi interior, podría decir que no siento nada, podría fingir que no se me desencaja la mandíbula cada vez que la veo, pero estaría mintiendo.

Mas Allá De Lo Que Siento Por TiWhere stories live. Discover now