Final

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La mañana era fresca, esa última semana Jimin no había pasado muy buenos días, llevaba ya varios días con el respirador artificial, Yoongi sabía qué tal vez no les quedaba mucho tiempo juntos, pero se negaba a creerlo, él podría decir que estaba tranquilo, claramente le dolía, sentía su corazón desgarrarse, pero había algo que aún mantenía unidas esas piezas, eso era el que Jimin había sido feliz, jamás se rindió, a pesar de cada día era más difícil luchar, esa hermosa sonrisa nunca se borró, Jimin fue un vencedor, tal vez no de su enfermedad, pero sí de la vida, porque a pesar de que mil demonios pudieron y quisieron consumirlo, su lindo chico rubio jamás se rindió.

—Dios, Jimin, sé que te prometí no desmoronarme, pero amor, es difícil, necesito saber que fuiste feliz a mi lado, que estás tranquilo, que nunca me olvidarás—. Yoongi hablaba en voz baja, al oído de Jimin, deseando no estar causándole tristeza a su amado esposo—. No conocía lo que era vivir plenamente hasta que llegaste a mí, gracias amor, por todo, por darme fuerzas, por sostenerme, por dejarme amarte, por entregarme todo de ti, siempre serás mi pequeño ángel chismoso.

Cada palabra que salía de la boca del pálido, quemaba y dolía más que la anterior, pero eran necesarias, deseaba sacar todo lo que tenía adentro antes de que fuera demasiado tarde.

La única verdad en ese momento era que Yoongi amaba a Jimin con su vida, que deseaba que él pudiera quedarse, que nunca le dejase, pero también sabía que habían cosas que no podían ser cambiadas, que la vida actuaba de maneras extrañas, su vida no sería la misma sin Jimin, de eso estaba seguro.









—¿Cómo está? —. La voz de Jin a sus espaldas, lo sacó de su ensoñación—. ¿Cómo estás tú?

—En paz, él está tranquilo—. El dolor y la tristeza estaban impregnados en la voz de Yoongi, dejar ir a un ser querido nunca sería fácil—. Hace un rato estaba medio despierto, logro abrir sus ojos un rato.

—Él sabe que estás aquí, que no lo has dejado en ningún momento—. Seokjin también derramaba lágrimas silenciosas, ese era el momento más difícil de su vida—. Taehyung llegó hace un rato, el mismo no se hubiese perdonado, el no estar aquí.

—Namjoon, ¿Dónde está? —. Cuestionó, se le hacía raro no verlo cerca de Jin—. ¿Vendrá?

—En realidad está afuera, pero necesita tomar el valor para entrar—. Admitió con tristeza.

—Lo entiendo....



Seokjin trataba de mantenerse fuerte, pero estaba siendo realmente difícil, la imagen de Yoongi sosteniendo a Jimin en sus brazos, se quedaría tatuada en su mente y corazón, curiosamente trasmitía paz, lo contrario a los sentimientos que burbujeaban en su interior, su vida nunca sería la misma después de esto, pero si podría decir que estaría tranquilo, ver el pecho de Jimin bajando y subiendo de manera inestable era doloroso, pero tener el conocimiento de que vivió plenamente mientras pudo, resultaba un analgésico para su alma.

—¿Me dejarías tomar tu lugar un momento? —. Pregunto con inseguridad Jin.

Yoongi se negaba a apartarse aunque se aún momento de Jimin, pero sabía que Seokjin necesitaba estar con Jimin en esos momentos, por lo que apartándose le permitió a Jin tomar su lugar.


—Había una historia que solía leerles a ti y a Taehyung—. Seokjin hablaba para Jimin, con la plena confianza y conocimiento de que este lo estaba escuchando—. ¿Recuerdas? "El Niño y la Luz", ustedes lo amaban, Kang, ese pequeño niño que no se rindió, ese niño que hizo todo por alcanzar sus sueños, quien aprovechó la luz de las luciérnagas para estudiar y seguir adelante, durante años hizo lo mismo, el resultado fue que pudo ir a la universidad, se volvió un hombre próspero y sacó a sus padres adelante, les dio una buena vida. Ese niño eres tú Jimin, cuando menos lo espere me diste una lección de vida, nunca te rendiste, aprovechaste todas las oportunidades que tuviste a tu alcance, obteniendo grandes recompensas.

Cuando se Ponga el Sol  (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora