capitulo 38

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Elizabeth despertó en la orilla de un lago. Tenía sangre seca en la frente. Le dolía muchísimo el cuerpo. Entonces recordó lo que había pasado el día anterior. Ellos no lo entendían, no podían entenderlo.

Recordó que estuvo horas enteras en la moto. Era ya muy tarde cuando esquivó a ese auto y perdió el control de la moto. Agradecía que el conductor fuera tan desconsiderado que no llamara a nadie luego de lo ocurrido. Ojalá estuviera muerta. Ahora se cuestionaba, ¿Por qué había ido con ellos a Londres?¿Por qué había dejado que la adoptaran?

Buscó la moto y agradeció que estuviera en buenas condiciones. Se subió y reanudó la marcha pero a los pocos kilómetros tuvo que detenerse porque sentía que el golpe estaba afectándole. Se apoyó en un poste para mantenerse de pie.

Mientras ella lloraba en silencio ante la impotencia, Demi recorría Londres buscándola.

-Demi,- dijo Liam al abrir la puerta.- perdón por lo de ayer.

-¿Volvió?- preguntó ella ignorandolo mirando en el interior de la casa.

-¿No está con vos?- preguntó Harry alarmado.

-No la encuentro en ningún lado.- dijo ella con una mano en la frente.

Las llamadas no servían. El celular se había roto por completo, nadie podía llamarla.

Al sentir que volvía a tener control de si misma condujo hasta la casa de Ashton.

Al llegar bajó rápidamente y llamó a la puerta, luego se percató que estaba el auto de sus padres. Corrió hasta la moto y arrancó al tiempo que ellos salían por la puerta.

Un auto la seguía. Demi. Por mas que intentó evitarlo no pudo, aunque ella no sabía que se trataba de Demi. En un intento desesperado por escapar tomó una calle desconocida. El cielo negro no la ayudaba en lo absoluto a ver el camino.

Unas luces la alcanzaron por delante. La moto quedó destrozada. El auto en el que venían los chicos se acercaba y ella lo sabía. Se puso de pie sintiendo un terrible dolor en todo su cuerpo y corrió alejándose del lugar.

Después de unos quince minutos sintió que iba a caerse.

Los brazos de Demi la rodearon.

-No cierres los ojos.- le pidió.- No los cierres.

Demi temblaba e intentaba no llorar. A Elizabeth los parpados le pesaban cada vez más. En un momento los cerró. Al volver a abrirlos estaba en una habitación blanca.

-Mierda.- mascullo.

Tenía una pierna enyesada y el cuello, la cabeza y un brazo vendados.

Al escuchar la puerta abrirse volvió a cerrar los ojos. Alguien se sentó delicadamente en la cama junto a la camilla. Una mano tomó la de ella.

-Despertate.- pidió Liam.- Por favor, despertate. No te pido que me perdones, solo quiero que te despiertes, quiero saber que estás bien.

Ella escuchó los sollozos de él y le presionó la mano.

Liam se quedó en silencio mirando la mano.

-¿Me escuchas? Mi amor. ¿Me escuchas? Soy yo, soy Liam, mi vida. Te amo ¿Si? Sé que me escuchas y tenes que saber que te amo. Sos lo más importante para mi. No sé por qué reaccioné así, no sé por qué grite. Perdoname. Necesito que abras los ojos hija.

Ella abrió los ojos al tiempo que una lágrima salía de ellos.

Liam se tapó la boca para evitar dejar salir un sollozo. Clavó sus ojos en esos ojos marrones que tanto amaba.

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