"Esta vida no es fácil" ( La hija de Christian Grey)

Capitulo 6. Vegetales

Mi padre se fue a sentar a su escritorio, mientras que yo miraba hacia abajo jugando con el vaso de Frapuccino en mis manos.

     —¿Te quedarás de pie ahí todo el día?- me preguntó a lo que yo no conteste. —Ven acá— dijo el con un tono frío que hizo que mis pelos se pusieran de punta.

Camine aun con la mirada baja y me quede de pie frente al escritorio.

     —Deja eso aquí, por favor— dijo deslizando con sus dos dedos un porta vasos sobre la mesa.

Deje mi frappuccino en este y comencé a jugar con mis dedos.

     —Me puedes explicar ¿dónde estabas?— me preguntó molesto a lo que yo levanté mi vista hacia mi bebida.

¿Que no es obvio?.

     —Te hice una pregunta— me dijo con enojo.

Levanté la vista y le dije. —Fui a la cafetería de la esquina...— con nervio.

     —Y se pudiera saber...¿Con el permiso de quien?— puso sus codos sobre el escritorio
y entrelazó sus dedos.

     —De nadie...— dije volviendo a bajar la cabeza.

     —Creí haberte dicho que fueras a la máquina expendedora— dijo serio.

     —Es que no me gustaba nada de lo que había en la máquina— dije apenada.

     —Y por eso decidiste salir por un café sola poniéndote en peligro— alzando un poco la voz.

     —Solo era de aquí a la esquina, no es para tanto— dije intentando defenderme.

     —Y que pasaría si alguien a mitad de la calle te secuestra, o al salir del establecimiento te llevan contra tu voluntad.— hablo con el mismo tono que antes.

Que exagerado.

     —No...no lo sé.

     —No lo sabes... y yo tampoco lo hubiera sabido Annabelle, yo estaba sumido en mi trabajo hasta que Taylor que te vio salir del edificio me informó— dijo molesto.

Taylor...estás en mi lista negra.

     —Lo lamentó, no volverá a pasar.

     —Claro que no volverá a pasar, ¿Que acaso el castigo de hace rato no fue suficiente?— me preguntó aun molesto.

     —¡Si! Si fue lo suficiente. Por favor padre no me castigues otra vez. No lo volveré a hacer lo prometo— le dije comenzando a desesperarme, no quería otro castigo y mucho menos aquí.

     —¿Crees que no mereces un castigo?— me preguntó serio recargándose en el respaldo de su silla y cruzándose de brazos.

¡El y sus preguntas que me hacen sentir culpable! ¡Como lo odio!.

Ante esto solo baje la cabeza y susurre un pequeño —lo siento...—

Suspiró. —Bien, haremos esto, te tendré algo de compasión.

Levanté la vista y lo vi tomando una hoja blanca que estaba a su lado derecho.

     —Escribirás un par de líneas para que el mensaje se te quede grabado. Quiero que escribas "No debo salir sin autorización" 150 veces.— dijo dejando la hoja frente a mí.  

     —¿Líneas? Pero eso es muy aburrido.— dije con algo de reproche.

     —¿Acaso quisieras terminar sobre mis rodillas mejor?— me preguntó a lo que yo negué rápidamente con la cabeza.