Cap 2

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Lo primero que Draco hizo al terminar su almuerzo fue bajar corriendo hasta las mazmorras, donde encontró a un histérico Draco Malfoy gritándole a Snape mientras éste se apretaba el puente de la nariz y hacía caso omiso a lo que el chico decía. En una esquina de la sala se encontraba la profesora McGonagall, que sin mucho éxito intentaba esconder su sonrisa tapándose la boca con la mano. Resultaba alarmante que en aquella situación fuese Potter quien estuviese montando a que el pollo y no él.

—Buenos días señor Malfoy— Saludó Dumbledore.—Pase—

Todos los presentes se giraron hacia él, incluso Potter, que parecía escanearlo de arriba abajo. Malfoy también lo miró sorprendido. Nunca antes se había visto asimismo desde esa perspectiva, y no era por faldear, pero se veía realmente bien.

—Nos preguntábamos cuanto tardaría en llagar señor Malfoy—comentó Dumbledore.—Tome asiento—

Draco caminó hasta el centro de la sala y se sentó en una de las sillas frente al director del colegio, Potter hizo lo mismo.

—Bonita cara Malfoy—dijo Potter, regalándole una sonrisa forzada.

—Lo mismo digo Potter—

—Bien muchachos — Interrumpió— antes de nada, no nos alarmemos— dijo risueño Dumbledore— Como ya habrán podido observar nos encontramos ante un hechizo cambia cuerpos— Draco miró de refilón a Potter, éste estaba de brazos cruzados con la barbilla en alto, casi parecía el propio Draco si no fuera porque llevaba la melena rubia un poco despeinada y la corbata hecha un churro.— nada que no pueda arreglarse, sin embargo, la profesora MacGonagall, el profesor Snape y yo pensamos que podría ser buena idea aprovechar este pequeño percance para que ambos puedan solucionar sus diminutas diferencias. ¿Qué les parece si vuelven el viernes y vemos cómo les va?—

¡Una semana! Mal, horror.

Ambos chicos estaban apunto de reclamar cuando el viejo se levantó y dijo— Bien, nos veremos entonces el viernes. Que pasen una buena semana—

Cuando Draco salió del aula se sentía confuso y enfadado. No podía aguantar esa situación tanto tiempo. Quizá un día, dos, incluso tres, pero una semana...Pensó en Potter, en todo lo que podría hacerle a su cuerpo, era algo tan íntimo que se le pusieron los pelos de punta. Se apoyó en la pared y se sacó las dichosas gafas, si iba a pasar tanto tiempo en el cuerpo del moreno lo mejor sería deshacerse de ellas de algún modo.

Alzó la cabeza y vio a Potter avanzar por el pasillo y antes de que el moreno le atacara a él el rubio escupió — estás ridículamente ciego Potter—

— Cuidado con las gafas Malfoy— dijo Potter con voz amenazadora— Son las únicas que tengo.—

— Lo tendré en cuenta cararrajada—Dijo Draco— intenta tú no manosearme mucho.—

Potter dio dos pasos hacia atrás y le mostró una enorme sonrisa— lo tendré en cuenta, Malfoy.—

••••

Harry subió hasta la sala común de Gryffindor con la intención de hablar con Hermione y Ron para avisarles lo antes posible. Los tres tenían secretos de la orden muy muy importantes y sería una catástrofe que Draco se enterara de algo no debido.

Cuando llegó el retrato de la Dama Gorda lo miró con reproche y gritó:

—LOS ALUMNOS QUE NO SON DE GRYFFINDOR NO TIENEN PERMITIDA LA ENTRADA—

Harry intentó razonar con ella y explicarle que sí, que era de Gryffindor, que era Harry pero no hubo manera, así que decidió esperar sentado en las escaleras hasta que alguien llegara. No tuvo que esperar mucho pues una larga cabellera roja salió por el marco de la puerta.

Lugar equivocado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora