I -¿quién eres?-

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La hermosa y bella Italia, mi hogar... además de ser abandonada ahí, también gané a una de las personas más importantes de mi vida.

...

-no seas tan vaga, levántate que son la 11:30 del día- dijo Andrés tirándole una jarra de agua fría.
-JODER, ¿¡QUE TE PASA ANDRÉS?! - exclamé exaltada mientras él se reía de mi, me levanté y fui al baño mientras tiré la puerta para cerrarla.

Me bañé y me puse un hermoso vestido veraniego con estampado de flores, unas zapatillas, algunas joyas y dejé mi cabello suelto. Caminé hasta la mesa y comí un poco de fruta.

Al terminar fui hacia la sala con mi cuadernillo mientras dibujaba algo.

-Che, ¿vos nada más dormís, comes y pintas?- dijo alguien que conozco muy bien y amo mucho.
-MARTIN!- dije corriendo hacia el y lo envuelvo en un abrazo, mientras el reía
- tiempo sin verte- dije con una sonrisa ladina

-No pudiste protegerlo- dijo de un modo enojado hacia mi mientras el ambiente se ponía denso.
- ¿qué? ¿De que hablas? - dije confundida. No sabia que estaba pasando

- SABÍAS QUE ERA IMPRESCINDIBLE PARA MI-





...


Abrí los ojos rápidamente mientras caía al piso del barco, y todo volvió a mi mente de golpe. Lo perdí...
Ya nunca mas escucharé su hermosa voz leyendo poemas,
cantando e incluso gritándome por alguna estupidez mía.
Lágrimas caían sin parar de mis ojos.

Me levanté y subí a un pequeño salón con la mirada seria y ahí se encontraba la banda. Miré fijamente a todos y salí a la superficie del barco, la brisa salada del mar golpeó mi rostro y al sentirla cerré mis ojos, mientras pensaba en cómo sería caer del barco o simplemente que iba a hacer con mi vida luego.

Sentí unos pasos detrás mío y no necesité girarme para saber quien era.
-Sergio, se supone que me iba a ir a Rusia con él-
- No creo que eso sea lo mejor en este momento Aleshka- giré
-Yo iré sola, odio las islas y lo tropical- dije de una manera fría.
No me mal entiendan, Sergio es muy buena persona, pero necesito tiempo a solas para reflexionar.

Tiempo pasó, meses, el tiempo ya no lo percibo del mismo modo, los planes cambiaron y me encuentro en un aeropuerto en Chile, directo a un vuelo a Argentina ya que me vale un carajo del que me quedara quieta en un lugar.
Estuve un tiempo en Rusia, pase meses en Alemania, luego volé a Japon y luego a Sur Corea de ahí fui a Nueva Zelanda, luego Estados Unidos y quedé aquí.

Al llegar al departamento al que decidí quedarme tire las cosas y me tiré a la cama a analizar todo... creo que esos 5 meses y medios en la escuela militar Alemana deben servir en algo ¿no?.  Salí a trotar en la calle y me detuve en una tienda para comprar pinceles, lienzo y pintura.
Así fueron mis días, unos mejores que otros, todo junto a la compañía del vodka, música y mis pinturas.
-GUANTANAMERA, GUAJIRA GUANTANAMEEEEEERA- cante o mejor dicho grité con una botella de vodka en la mano mientras lloraba y recordaba todo lo que pasé con mi hermano y cuanto lo extrañaba y necesitaba.

Tal vez pasaron unas tres horas y ya era de madrugada cuando escuché que alguien tocaba la puerta, al abrir había un hombre que desconocía así que de inmediato le apunté con un arma que tenía mientras lo jalé y lo adentré a la casa.
-¿Quien eres, que quieres y quien te envío?- dije amenazantemente  mientras lo observaba y apuntaba con mi arma.
-Soy tu transportador, quiero llevarte a Asia y me envía el profesor- dijo el chico mientras me miraba con una ceja alzada esperando a que reaccionara.

Rodé los ojos y tomé una maleta en el que metí unas armas, dinero, ropa, joyas y unos que otros pinceles. Al tener mi maleta lista me puse mi chaqueta y seguí al transportador a una motocicleta.

Milán: Una Histora de LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora