EPÍLOGO

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EPÍLOGO

Las regresiones habían dejado de aparecer desde el momento en que había conseguido meter a Yashiro entre rejas. Y ya habían pasado ya cuatro años de todo eso. Aún no creía que todo su alrededor cambiase de esa manera.

Japón se había convertido en un país avanzado con un servicio policial casi infalible. La gente que habitaba en él, continuaba cruzando sus calles con la obsesión de aprovechar el tiempo e ignorando la multitud que cruzaba por su lado sin levantar la cabeza siquiera. No parecía haber cambiado nada para todo el resto. Pero él era consciente de cada cambio.

"¿Estás bien?"

Kudo levantó la mirada del suelo para mirar a la pelirroja que le acompañaba sin dejar de caminar y apretó su mano con la suya.

"Sí, sólo estaba pensando. Estoy un poco nervioso, ha pasado tiempo de la última." Confesó.

"Yo también lo estoy." Dijo apretando su mano.

Caminaron unas cuantas calles y llegaron a su destino. El restaurante estaba más vacío de lo que esperaban pero preferían tener ese ambiente, al fin y al cabo, habían quedado para reencontrarse.

Llevaban casi tres años sin verse.

Después de despertar del largo coma y pasar los primeros meses recuperando y ejercitando de nuevo su cuerpo, Kudo decidió sacarse la formación policial para así poder seguir haciendo lo que amaba, sin ningún tipo de problema. Pero eso, le había obligado a marchar del país hasta hacía relativamente pocos días. Se matriculó en el primer lugar de su universidad y su compañera aprovechó para expandir sus estudios y marcharse junto a él. Después de lo que abísmese vivido, no iban a separarse en ese momento.

No se sentía triste de haberse ido. Inglaterra estaba realmente muy bien y sus universidades eran de las mejores. Pero eso no era lo que le había llamado la atención realmente. Era el territorio de Holmes y al liderar y resolver casos en sus propias calles, se sentía entusiasmado e implacable. Pero Japón era su país natal y una parte de su corazón siempre se quedaba aquí.

"Los demás comensales ya están sentados." Les informó la camarera mientras les guiaba hacia la mesa que habían reservado.

Parecía que eran los últimos en llegar.

Los demás aún no se habían percatado de ellos a causa de la conversación que estaban teniendo, pero el detective pudo reconocer a sus amigos a simple vista.

"Seguro que ese imán de cadáveres se ha encontrado un caso por el camino." Comentó Sonoko mientras leía el menú de entre sus manos. "Es un obseso por los casos."

"Seguro que están por llegar, no seas impaciente Sonoko." Comentó Ran poniendo a su pequeño hijo ya dormido en el carrito.

"A pesar de que pase el tiempo, sigue siendo un impuntual." Intervino Heiji bebiendo de su cerveza. "Cuando llegue, le decimos que le toca pagar la cuenta como compensación." Comentó riendo.

"Lo llevas claro, Hattori ." Contestó Kudo haciéndose paso ante ellos, con ambas manos en los bolsillos, dejándolos a todos atónitos por su presencia. Shiho, que estaba justo a su lado, no puedo evitar soltar una pequeña risa ate todos esos comentarios. Parecía que sus amigos no cambiaban con el paso del tiempo. "¿Es que no vais a saludar a unos viejos amigos?" 'Preguntó al ver que todos se habían quedado quietos mientras le miraban fijamente.

"¡Shinichi!¡Que alegría que hayas venido al fin!" Contestó Kazuha mientras se levantaba y se dirigía a él para darle un buen abrazo.

Se saludaron después de este tiempo separados y cada uno volvió a sentarse en su sitio al ver que la comida empezaba a llegar. Las risas no paraban de ir de una punta a la otra de la mesa. No parecía haber pasado tiempo entre ellos.

Bajo la nieveWhere stories live. Discover now