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El gélido viento de finales de otoño me abraza por la espalda a la vez que me susurra del evidente peligro. Les dije mil veces que esto era una estupidez ¿pero me hicieron caso? No, y ahora estoy sujetando mi corazón en una mano y con la otra me aferro a la cintura de uno de estos problemáticos.

—Chicos... por mil y una vez, no me quiero morir —trato de suplicar a pesar de saber que todo será en vano.

—Deja de ser tan miedosa, ¡nadie morirá! ¿Cuándo crees que se volverá a repetir una oportunidad de estas?

¡Nunca! Esa es la idea.

—No puedo negar que siento algo de remordimiento... —razona Deuce— el superior Trey nos encomendó este carrito para ayudarnos con las cargas pesadas de la panadería, no para este tipo de actividades... sin embargo... de tan solo pesar en la sensación del viento azotando contra mi piel... ¡hay que hacerlo! ¿¡qué están esperando!?

Detesto cuando le dan estos subidones de adrenalina...

—¡Sin peros! Ya todo está hecho... el prefecto de Savanaclaw estará tomando su siesta en el árbol de la bajada de esta montaña, yo lo vi... puede ser mi oportunidad para impresionarlo...

Y Epel todavía no ha renunciado a la esperanza de pertenecer al dormitorio de las bestias...

Sinceramente, me sorprendí cuando me encontré con estos dos al día siguiente de supuestamente haberlos expulsado, quien sabe cómo se las habrán arreglado pero la verdad, no me produce demasiada confianza.

Supongo que los milagros existen; después de todo, los gatos tienen nueve vidas.

Algo me dice que las perdieron desde hace rato...

Espero que me quedé otra para sobrevivir a esta locura.

Trato de respirar calmadamente preparándome para lo que se avecina, me aferro a la carga de pastelillos que acabé de comprar en la panadería del superior Trey y para lo que se supone que es este carrito.

Hasta que Ace vocifera desde adelante —¡ya lo solté!

Se refiere a lo que sostenía para evitar que el carrito bajara cuesta abajo por la montaña.

¿Desconfianza a los hombres? ¿desagrado a su tacto? Todo eso se fue al infierno al igual que nosotros cuando empezamos a descender cuesta abajo. Como camisa de fuerza me enrollo a la espalda de Deuce olvidando del todo los pequeños pasteles que llevo en la mano.

La bilis se me subió el cuello, como aire comprimido que se almacena en la garganta no me queda otra que gritar y esperar a que mi alma escape antes del choque.

Solo quería comprar tartas...

Pero ellos insistieron con aprovechar la reunión de prefectos para hacer sus maravillas.

"Es más rápido, Prin"
"No seas aguafiestas, Prin"
"Es mi oportunidad para impresionar al prefecto de Savanaclaw, el que nunca hace presencia en las juntas, Prin"

Y como no... Prin no tuvo cerebro suficiente ni para salvar su propia existencia.

Claro que ellos no se ven mejor que yo... al menos voy en la parte de atrás cuidando mis pastelillos, o eso se supone, ya deben ir más aplastadas que Epel entre Ace y Deuce.

Puedo ver la bajada y al león perezoso recostado bajo el mismo árbol, en un rato se acabará todo este calvario.

Aprieto los ojos a la vez que clavo las uñas en la ropa y seguramente pellejo de mi compañero aquí adelante, ya no distingo su grito de adrenalina con del de dolor.

Philocaly ᒥᴛᴡɪsᴛᴇᴅ ᴡᴏɴᴅᴇʀʟᴀɴᴅᒧ ❧ ᴠⁱˡ ˣ ᴏᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora