O12 | FRIEND OF A FRIEND II

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Bucky Barnes
40's

Bucky Barnes40's

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Abrí mis ojos con pesadez, sintiendo un horrible dolor en mi cabeza. Solté un gruñido y llevé mi mano a la zona dolorida. Una vez mi vista era nítida, miré a los lados notando que la habitación donde me hallaba era totalmente desconocida para mí.

Me levanté bruscamente, tirando un libro que estaba sobre la mesita de noche y haciendo algo de ruido. Miré fulminante al libro, como si le afectara.

De repente, un joven se adentró a la habitación, joven el cual reconocí el instante. Bucky me observaba preocupado aunque tambien se lo veía aliviado de verme despierta.

-Stela...- murmuró, acercándose a mi. Me alejé por instinto y él notó mi incomodidad. Él suspiró y su mirada se clavó en mi mejilla, salió unos segundos de la habitación y luego regresó con un hielo envuelto en paño.

Lo tendió en mi dirección y lo tomé con una mirada de agradecimiento. Me senté sobre la cama, en la que antiguamente estaba acostada, y coloqué el hielo sobre donde creía se hallaba el moretón. El castaño hizo una mueca al verme y titubeó un poco antes de tomar el paño y colocarlo en el lugar correcto, donde sentí una leve molestia.

Las imágenes del ataque de Shane hacia mi seguían en mi cabeza, haciendo eco y recordándome ese horrible momento. Aún no tenia bien pensado cual sería mi próximo movimiento en ese lugar, pero estaba segura que no quería volver a ver a ese maldito.

-como te sientes?- preguntó, mirándome con pena. Observé los lastimados que se encontraban sus nudillos y cerré mis ojos con fuerza al notar que se había lastimado defendiendome.

-aturdida- respondí, en un susurro. Tomé delicadamente una de sus manos y pasé la yema de mis dedos por encima de lo lastimado -donde estoy?- levanté la mirada.

-en mi departamento- contestó -espero no te moleste que te haya traído aquí, no se donde vives y no podía dejarte sola- la suavidad en su voz me reconfortó medianamente, aún me sentía algo perturbada por lo pasado hace unas horas.

-lo lamento- mi mirada estaba fija en sus nudillos -fue mi culpa- su mano tomó mi mentón y lo levantó, haciendo que nuestras miradas conecten y un cosquilleo invada mi estómago.

-no te disculpes- dijo, serio pero con suavidad -no es tu culpa que algunos hombres sean lo suficientemente idiotas como para notar que hay que respetar a las mujeres bajo cualquier circunstancia- suspiré ante sus palabras y quité mi mirada de la suya, todo se estaba volviendo malditamente cursi.

Además Steve me había contado de Bucky la noche de la feria. Barnes era un mujeriego que sabía utilizar sus encantos para tener a cualquier mujer a sus pies, y yo quería ser la excepción pero me lo estaba haciendo muy difícil.

-creo que debo irme a casa- dije, sacandonos del silencio que se había formado. Me incorporé de la cama y coloqué mis zapatos, intentando huir de ahí rápidamente, la calidez de aquel lugar comenzaba a agobiarme.

-te acompaño- habló. Iba a negarme pero me pareció innecesario teniendo en cuenta que a altas horas de la noche podía ocurrirme cualquier cosa estando sola.

__

Las pláticas con Bucky se habían vuelto el pan de cada día. Me había acostumbrado a su presencia y a sus charlas divertidas. Barnes tenía todo tipo de anécdota para contar, y no le molestaba para nada repetirlas más de una vez.

Había renunciado a mi antiguo trabajo y ahora era empleada de un bar nocturno, a el cual Bucky siempre iba a platicar conmigo e incluso arrastraba a Steve con él.

Pero hoy era un día diferente a los otros. El de Brooklyn parecía querer decirme algo pero no tener las palabras correctas para soltarlo, y me estaba poniendo nerviosa. Comencé a pensar en las posibilidades, una novia, un embarazo indeseado o algo por el estilo.

-Bucky, está todo en orden?- pregunté, cuando al fin tenia mis minutos de descanso. El castaño tardó en responder.

-si. Es solo que, hay algo que debo decirte- sus ojos azules se clavaron en los míos, tragué saliva. Asentí, haciéndole saber que lo escuchaba -me asignaron como Sargento en la unidad 107- la emoción era notable en su tono.

No supe que decir, sinceramente la noticia me caía como balde de agua fría, temía por James, que iba a pasar si no volvía? O si algo muy malo ocurría? Mi vida ya se había acoplado al ojiazul después de semanas de tenerlo a mi lado. Lo peor de todo es que Steve también tenía pensado enlistarse en el servicio militar, cosa que también me preocupaba y que me llevaba a plantearme mi futura soledad sin mis amigos.

-di algo, porfavor- tomó mi mano, mirándome suplicante.

Tartamudeo un poco -te felicito Buck, te lo mereces- realmente se lo merecía, había peleado mucho por eso pero, realmente valía dejarlo todo?

__

El día de la partida de Bucky había llegado. Me había vestido con mis mejores prendas para despedir al hombre que causaba mariposas en mi barriga y no me dejaba dormir por las noches. Había creído superar mis sentimientos por él, pero el tenerlo todos los días cerca solo los profundizó.

Steve estaba a mi lado, pues no lo habían aceptado en el ejército, lo que me garantizaba un amigo a mi lado momentáneamente. No quería despedirme de Bucky, me dolía hacerlo, pero aveces debemos hacer cosas que no queremos para ver bien a los que amamos.

-prométeme que vas a volver, idiota- le dije, separandome del abrazo. Se veía muy bien con su uniforme militar, y no podía negar que unas ganas inmensas de besarlo me estaban consumiendo.

-lo prometo. Quién los salvará de los líos si no soy yo?- dijo, mirándonos sonriente. Steve soltó una ligera risa y yo fruncí el ceño, jamás me metía en problemas siempre y cuando no sea necesario.

Los gritos de un hombre llamando a los militares tomó nuestra atención. Era momento, estos serían nuestros últimos minutos con Barnes hasta después de varios meses. Steve se despidió de su amigo y decidió tomar aire en otra parte, la cantidad de gente comenzaban a marearlo. Por mi parte, me mantuve junto a Bucky hasta su último segundo fuera del vagón.

-recuerda, cumple tu promes- mis palabras fueron interrumpidas al sentir sus labios sobre los míos, en un suave y dulce beso. No mentiría si dijera que aquel beso revolucionó todo mi sistema, me sentía en las nubes y deseaba que no acabara jamás.

Nos separamos con unas sonrisas bobas en nuestro rostro y él no se contuvo a dejar otro corto beso en mis labios antes de subirse al vagón. Me fue mal en eso de ser una excepción entre sus conquistas.

Pero lastimosamente para nosotros, ese beso fue el primero, último y único. Porque jamás volví a ver a Bucky y lo peor de todo es que el guapo castaño se llevó mi corazón con él.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  SEBASTIAN STANWhere stories live. Discover now