❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞ SEBASTIAN STAN

O14 | OH NO...

Bucky Barnes

Retiré la sabanas de mi cuerpo, me levanté de mi cama rápidamente y corrí al baño con una mano cubriendo mi boca. Me arrodillé frente al retrete y solté todo el líquido retenido en mi garganta. Cuando dejé de vomitar, me senté con la espalda en la fría pared, intentando ignorar la incomodidad en mi cuerpo.

Desde hace días sufría de vómitos y mareos constantes. Tenia una posible idea de lo que podía ser, pero pensar en otras teorías parecía mejor idea.

-ya vas a hacerme caso y comprarás un test de embarazo?- preguntó cierta espía pelirroja, mirándome con los brazos cruzados. Rodé los ojos ante las palabras de Natasha, desde hace días esta insistiendo con que se trataba de un embarazo, y yo sabía que había altas probabilidades pero deseaba esperar antes de darme falsas esperanzas.

-no puede ser un embarazo, Natasha- dije, incorporadome para lavarme la cara -con Bucky nos cuidamos-

-nunca son cien por ciento efectivas- la observé a través del espejo, su ceja estaba ligeramente levantada y no apartaba su mirada de mi. Asentí, sabiendo que tenia razón -iré por una prueba a la farmacia, no tardo-

Suspirando, volví a echarme sobre mi cama, pensando en lo mucho que cambiaría mi vida con la aparición de un bebé. Ser la sobrina de Fury era trabajo complicado, aún más teniendo en cuenta que él siempre buscaba hacerte sobresalir con arduos trabajos y largas misiones.

Además mi relación con Bucky solo era conocida por Steve y Natasha, los demás solo nos veían como buenos compañeros de trabajo. Desde el principio supe que Fury estaría en total descontento al verme con él, desde la muerte de mis padres él me ha protegido y me cuidó como su hija.

A la media hora Natasha llegó con una caja rectangular en sus manos. Agradecía compartir departamento con ella, porque en caso de vivir en el complejo todos los vengadores ya sospecharian. La dejó frente a mi, esperando alguna reacción de mi parte, pero simplemente la tomé y me dirigí al baño.

Seguí las instrucciones del envoltorio y cinco minutos después estaba muriendo de nervios en espera del resultado.

-hey, tranquilízate- la pelirroja palmeó mi espalda -sea lo que sea el resultado sabes que puedes contar conmigo- le di una pequeña sonrisa a mi gran amiga y cerré los ojos con fuerza.

-no se si estoy lista para tanta responsabilidad- murmuré, cabizbaja -qué pasa si Barnes no quiere tener que ver nada con el bebé? No se si podría sola...-

-nunca estarás sola, Betty- me interrumpió. Noté en el reloj de pared que los quince minutos ya habían transcurrido. Me levanté temblorosa y caminé hacia el baño nuevamente, allí tomé el resultado entre mis manos y noté las dos rayas que se marcaban en rojo.

Oh no...

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Esperaba con impaciencia la llegada de Bucky al complejo, había tenido una misión larga y apenas lo vería hoy después de tres semanas. Aunque aparentaba estar tranquila, mi mente era un torbellino pensando en las cientos de reacciones que podría tener el soldado ante la noticia de un hijo. Esto no estaba en nuestros planes y dificultaba las cosas, pero eso no quitaba que haya sido fruto de nuestro amor.

Acaricie mi abdomen, lo abultado pasaba desapercibido al ser poco notable. Había hablado con Fury hace algunas horas acerca de mi estado, al principio casi se desmaya de la sorpresa, pero luego se lo tomó bastante bien; sin ser consciente de quien era el padre del bebé.

Luego de varios minutos en espera observo al quinjet descendiendo hasta tocar tierra firme. Mis nervios se incrementaron y sentí una electricidad recorrer mi columna vertebral al divisar a cierto castaño.

Los vengadores comenzaron a ingresar al complejo, algunos me saludaban al verme y otros simplemente me sonreían en forma de saludo. Cuando Bucky me vio sonrió y se acercó a paso rápido a mi. Se aseguró de que estuviéramos a solas para plantar un suave beso en mis labios, beso al cual respondí al instante acariciando su mejilla con suavidad.

En el momento en el que nos separamos, Barnes colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja mientras pasaba su mirada por cada rasgo de mi rostro. Sonreí con ternura al sentir sus caricias a mi rostro.

-te extrañé, preciosa- murmuró, sobre mis labios. Di un casto beso en sus labios antes de sentir como un mareo me inundaba, luego sentí la bilis en mi garganta y corrí al baño más cercano para vomitar mi más reciente comida.

Bucky corrió tras de mí y sostuvo mi cabello mientras yo vomitaba. Odiaba esto, y aún más sabiendo que Barnes estaba aquí, era demasiado sobreprotector y solía preocuparse mucho por los que quería. Tiré la cadena y limpie mi boca con agua.

-Betty, estás bien, amor?- Bucky acarició mi espalda de arriba a abajo mientras en su semblante gobernaba la preocupación. Asentí.

-debo hablar contigo sobre algo- susurré, tomando asiento sobre la tapa del retrete. Él, colocó su espalda sobre la pared del baño, de brazos cruzados y con su mirada pegada a mí, esperando mis palabras con su aún semblante preocupado. Mordí mi labio con nerviosismo y cerré mis ojos fuertemente antes de soltarlo -estoy embarazada-

Bucky al principio no se inmutó, como si su mente aún estuviera procesando mis palabras. A los pocos segundos, algunas lágrimas se formaron en sus ojos y una pequeña sonrisa adornó su enrojecido rostro.

-es...es encerio?- preguntó, sorprendido. Aún temblorosa, saqué de mi bolsillo trasero la prueba de embarazo y se la tendí. Él la tomó con sus manos temblando y, al ver el resultado, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Bucky se agachó hasta quedar a mi altura y allí se abrazó de mi cintura, sollozando con una sonrisa en su rostro. No pude más y lloré con él, Barnes había tomado muy bien la noticia y yo no podía ser más feliz por aquello -te amo tanto...- murmuró, besando mi abdomen sobre la tela repetidas veces.

Reí con felicidad y atraje su rostro al mío en un suave beso repleto de felicidad.

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Perdón sé que es corto pero actualice con esta chatarra para no dejarlas sin nada mientras escribo el os de Carter Baizen.

Bye.