Sept

217 116 6
                                    

Jamás leerás esto, lo tengo claro.

Después de todo, no lo escribo para ti, sino para mí. Es un intento desesperado de apaciguar mi nostalgia al ver tu nuevo ser, Damián; has cambiado tanto que ya ni te reconozco.

¿Aún está en ti esa inocente picardía que hacía reír a todos? Tal vez no, pues ya no está la dulce inocencia que caracterizaba mi ser; después de todo, tenía 14 años cuando dejamos de hablar, y hoy ya soy mayor de edad.

¿Te extraño? Lo hago. Todos decían que éramos gemelos, los príncipes de aquel reino de fantasía en el que vivíamos con nuestros amigos. Un simple juego de la familia feliz.

Extrañándote,
Alice.

Para mi viejo amigo ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora