09.

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Los días pasaban y Wooyoung escapaba todos los días a la Ciudadela para liberarse del trabajo, aunque debía volver por las noches sabía que cada hora que pasara las ganas de quedarse aumentarían. La relación con San se hizo más fuerte con el pasar del tiempo pero ninguno quería formalizar nada, el corredor por el miedo y Wooyoung por sus dudas, a pesar de todo ello estaban bien y se sentían a gusto con el otro.

El menor se sentía caer por el líder cada día, ya sea por su sonrisa que hacía que los ojos se le volvieran dos medialunas, sus pequeños gestos como abrazarlo o robarle un beso de vez en cuando, y algo que Wooyoung tenía muy presente era la forma en que manejaba el lugar. San caminaba y tenía una impresión igual a la de Yeosang el primer día que el menor fue con él a la Ciudadela, pero diez veces mayor: todos lo saludaban, le comentaban de sus ideas nuevas, de sus nuevos autos, a veces también pedían consejos, el líder de Ateez era querido por todos.

―Te adoran―dijo una vez Wooyoung cuando vio al mayor terminar de chocar los cinco con uno de los adolescentes del lugar.

San lo tomó de la cintura y siguió caminando.

―Soy bastante popular con la gente―respondió orgulloso y mirándolo―Sobretodo con los chicos...

Wooyoung lo golpeó en el brazo y su boca armó inmediatamente un puchero, el líder bromeaba siempre con esas cosas sabiendo que él se pondría en modo caprichoso y medio celoso.

―¡Ya ya, Dulzura! Me duele―el líder sobó su brazo después del golpe y tomando desprevenido al menor le robó un beso.

Wooyoung sonrió satisfecho cuando se separaron y negó con la cabeza soltando una risa. El primer día que conoció a San su aura era completamente intimidante, lo hacía temblar y su mirada le causaba escalofríos, oh, pero quién pensaría que el líder del equipo más temido de carreras clandestinas iba a ser todo un oso cariñoso.

Al escuchar el sonido de la risa del empresario San lo miró de reojo y aprecio por unos segundos la belleza de su menor, vestía con unos jeans negros y una camisa color azul con un estampado blanco, la luz de la luna iluminaba su cara haciéndolo brillar.
Wooyoung había llegado de imprevisto y dió vuelta la vida del líder, estaba agradecido y juraba que cada día a su lado era sentirse la persona más completa.

Pero tenía miedo.

Miedo de que su pasado llegara para arrasar con toda su vida ya puesta en marcha, temía que lo que había construido se cayera pedazos y sobretodo estaba aterrado de que le quitaran al menor de su lado.

―Ya deja de mirarme, pervertido―bromeó el rubio pero al no recibir respuesta se preocupó y tomó del brazo al mayor parando sus pasos―¿San, qué pasa?

El alto negó con la cabeza y ocultó sus preocupaciones diciendo que pensaba en el trabajo y en cuanto debería organizar para el día siguiente, Wooyoung dudoso decidió creerle y cambió el tema.

La noche siguió y los chicos de Ateez junto con Yeosang y Wooyoung siguieron tomando, hablando, divirtiéndose y compartiendo historias hasta que el rubio tuvo que irse.

―Te llevo―le dijo San a su menor cuando lo vio tomar un saco color gris de una silla cercana.

Wooyoung lo miró agradecido pero listo para objetarle que no quería ser una molestia, sabía que debía trabajar y aparte Kang podía llevarlo, aunque San se le adelantó.

―No es una pregunta, Dulzura―aclaró, sonriendo―Es bastante tarde para que un chico tan bonito cómo tu ande solo por las calles.

Unos gritos inentendibles salieron de la boca de los otros miembros y Jaw simplemente hizo la mímica como si fuera a vomitar. El líder rió alto y los calló al mismo tiempo que las mejillas de Jung se teñian de rosado.

FINISH LINE: GASOLINE AND FIRE¹ ― WOOSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora