Capítulo 12 -Desayuno con Diamantes

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La camiseta de Jules era una camiseta básica celeste y no estaba verdaderamente limpia, de hecho era la camiseta que había llevado todo el día y con la que había estado trabajando hasta que se cambió al ducharse. Además, la camiseta tenía un par de manchas oscuras, lo cual yo esperaba que fuera café. Estaba bastante sudada y desprendía un olor a sudor y colonia, pero también olía a él, era como tenerle a mi lado, oliendo su cabello recién lavado, su cuello impregnado por la colonia que usaba o su ropa que bien podía oler a café, a lavanda o a sudor, y que me seguía encantando por ser justamente a lo que olía él. Llegué a mi casa y me dirigía a mi habitación, estaba bastante feliz, y quizá un poco colocado también, pero lo principal era que estaba feliz.

Me dejé su camiseta puesta para dormir y me metí entre las sábanas, podía seguir oliéndola e intentando creer en mi mente que el chico estaba allí, conmigo, que me abrazaba por la espalda de manera protectora y que me cuidaba. No podía creerme que estuviera empezando a sentir tantas cosas por él, pero así era, y era totalmente inevitable. Me quedé dormido bastante feliz y me desperté al día siguiente con bastante energía para empezar las clases. En el instituto todo se desarrollaba como un día normal, sin nada interesante o alguna novedad, parecía que todo avanzaba con bastante tranquilidad, sin cotilleos, sin dramas ni preocupaciones, un miércoles común.

—Tengo novedades —dijo Mackenzie asaltándome, haciendo que automáticamente retirase lo que acababa de pensar— vas a flipar.

—¿No deberíamos esperar a Niall? —pregunté buscando al rubio con la mirada.

—Niall está en Los Ángeles —dijo la chica mirándome fijamente— pensé que habíais hablado.

—Claro que hablamos, pero me dijo que se iba mañana, no hoy —dije elevando el tono de voz— ¿y por qué tenía que ir a Los Ángeles?

—Ni idea —dijo Mackenzie— pero no creo que sea algo muy grave o nos lo habría dicho. Sólo recuerdo que dijo que se quedaría en casa de una tal Emily Wolf.

—¿Están saliendo o son familia o algo por el estilo? —pregunté con cierta curiosidad.

—No lo tengo muy claro —dijo la chica meditándolo— bueno no importa, déjame contarte la noticia por favor.

—Está bien —solté yo, a lo que Mackenzie esbozó una sonrisa enorme.

—Perfecto —dijo ella— esta vez si que te aviso con tiempo. El sábado que viene hay una fiesta, y tenemos tres invitaciones, la de Niall, la mía y la tuya.

—¿La gente sabe quién soy? —pregunté con curiosidad ante su comentario.

—Creo que eso es cosa de Niall —dijo Mackenzie tomándome del brazo para dirigirnos a nuestra clase— pero sí, la gente sabe quién eres.

—¿Dónde es la fiesta?

—Es en una de las casas de mi barrio, cerca del ayuntamiento —comentó Mackenzie mientras subíamos las escaleras— no tiene pérdida. Cuando se lo cuente a Niall seguro que se va a emocionar.

—No creo —dije sin mirar a la chica— ahora le queremos dar más peso a las entrevistas. Ya sabes, para poder reducir los cotilleos.

—Froy —dijo la chica deteniéndose— se que tú quieres hacerlo lo mejor posible y que no quieres hacer daño a nadie, pero todos los estudiantes se mueren de ganas por leer el Velvet & Gold tras una fiesta, y Niall sabe eso a la perfección.

—Te digo yo que no —solté obcecándome en mi opinión— se que las entrevistas van a gustar lo suficiente como para que se puedan dejar los cotilleos atrás... sólo necesito demostrarlo.

Moral of the StoryWhere stories live. Discover now